La mayoría de personas suele dar pistas de lo que pretende hacer, pues es un acto planificado y no impulsivo, como solemos pensarlo.

El pasado 10 de septiembre Día Mundial de la Prevención del Suicidio, hablábamos de la importancia de abrir el diálogo sobre este tema para dejar de desmitificarlo y verdaderamente contar con una prevención efectiva y desafortunadamente no faltaron ejemplos en estos días de cómo el manejo de la información puede complicar tanto el proceso de duelo para quienes se quedan, así como para quienes contemplan la posibilidad de quitarse la vida y terminar juzgado en medios de comunicación, a partir de seguir repitiendo mitos como si se tratase de verdades.

El suicidio ha estado presente desde que el ser humano es un ser social y se ha estudiado desde diversas ópticas, por lo que existen registros en todas las culturas alrededor del mundo, así que no hablamos de un problema actual, pero sí de uno que ha estado rodeado de muchos mitos desde hace mucho tiempo y que si bien, algunos se han podido superar, otros permanecen casi intactos.

Algunos de los más repetidos son:

Solo las personas son trastornos mentales se suicidan. Si entendemos la decisión de partir como un acto de profunda infelicidad y visión de túnel, nos daremos cuenta que ni todas las personas con trastornos mentales contemplan el suicido, ni todas las personas que deciden partir, padecían trastornos mentales.

Quienes hablan de suicidarse, no lo hacen. La mayoría de personas suele dar pistas de lo que pretende hacer, pues es un acto planificado y no impulsivo, como solemos pensarlo.

No se puede hacer nada por alguien que ya está decidido a partir. La mayoría de personas que lo contempla o lo intenta, quiere acabar con su sufrimiento, no necesariamente con su vida pero no pueden ver opciones y es por ello, que siempre podemos hacer algo, desde escucharlos hasta ayudarlos a ver opciones de resolución.

Hablar del suicidio, puede incitar a hacerlo. Contrario a eso, el abrir el diálogo sobre el tema, puede permitir a las personas que lo han contemplado hablar abiertamente y alertar a sus seres queridos. Muchas personas intentaron hablarlo antes de intentarlo, pero no fueron escuchadas.

Solo cierto tipo de personas se suicidan. No existe un perfil único de personas que cometen suicidio, pues es un acto que no discrimina edad, raza, nivel socioeconómico o académico. No existe una “apariencia” que denote una ideación suicida.

Las personas que lo intentan, solo buscan llamar la atención. Si bien es cierto que los seres humanos somos complejos y podrá haber distintas motivaciones, lo cierto es que quienes lo piensan o lo intentan, se hayan sumergidos en un profundo estado de infelicidad que poco tiene que ver con los demás.

El suicida es un valiente o un cobarde. El suicidio no es un acto de valentía o cobardía, sino de desesperanza y sufrimiento por lo que emitir juicios no ayuda a quienes puedan estar planeándolo.

Es peligroso preguntarle a alguien deprimido si ha pensado en suicidarse. A pesar de que pudiera parecer contraproducente, el permitir la expresión de aquello que les agobia, incluida la ideación suicida permite pensar en voz alta y asimilar aquellas ideas que rondan su cabeza.

Es de suma importancia que hablemos del tema, sin miedo pero con fundamentos, que sepamos que la prevención no es sólo un asunto de los profesionales de la salud mental, sino de todos como sociedad, pues no sabemos en qué momento alguien puede hacernos saber que está pensando en quitarse la vida y si tan solo somos capaces de escuchar sin dejarnos llevar por los mitos, podremos marcar la diferencia.

Aprendamos así mismo, a no restar importancia a los motivos que pueda tener alguna persona para contemplar la posibilidad, pues recordemos que estamos hablando de una profunda desesperanza que se vive desde las propias circunstancias, que siempre son las más graves.

Como en todos los temas tocantes a la salud mental, lo más importante es abrir el diálogo en casa para acabar con estos mitos que siguen difundiéndose ampliamente y entorpecen la labor de prevención. Recuerden que esperamos sus comentarios a través de nuestras redes sociales.

¡Hasta pronto! Nos leeremos nuevamente desde el diván.

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