En la Universidad Iberoamericana Puebla inició el Diálogo Nacional por la Paz, convocado por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), con un llamado a honrar a los 5 millones de personas que han sido víctimas, directas e indirectas, de la delincuencia, la violencia y de un sistema fallido de justicia.

Se estableció que, en México, se estima que hay 561 mil muertos o desaparecidos, y por cada uno de estos muerto o desaparecido, hay padres, hijos, hermanos, esposas y amigos que traen el alma hecha pedazos, que apenas si sobreviven en medio del dolor y la desesperanza. «

Es un tragedia de gran magnitud», dijo Elena Azaola Garrido, investigadora del Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas).

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Durante la primera mesa titulada «Estado de la cuestión de los Diálogos Sociales por la Paz: Conservatorios y foros realizado, diagnósticos y presentación de lo que es una Agenda Nacional de Paz«, expuso que responsables de la violencia y la inseguridad en el país son: los gobiernos que no han podido ofrecernos seguridad; los grupos criminales y todos los ciudadanos.

En tanto, Jorge Atilano González, coordinador de programas sociales de los jesuitas destacó que el diagnóstico general expone que en el país el origen de la violencia y la inseguridad son las crisis que viven las familias, las escuelas, las iglesias, el sector laboral, los gobiernos y los centros penitenciarios.

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En el caso de la familia, remarcó que el problema es la desintegración de la estructura, que en algunos casos se relaciona a la pobreza y a que las mujeres tienen ahora que migrar, que se refleja en el aumento de la violencia intrafamiliar y la infidelidad en las parejas.

También destacó la crisis de gobierno o de gobernaza que existe en todo el país derivado de que las autoridades carecen de capacidad para atender la violencia y garantizar la seguridad, pero es peor cuando lo que se percibe por la sociedad es que son corruptos y que abrazan la impunidad así como el terror porque tienen relación con el crimen organizado. 

En este sentido, dijo que preocupa la salud mental de los funcionarios porque la mayoría muestran un síndrome de «desamparo» porque no tienen capacidad y sus policías tienen menos armas que los criminales.

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En esta mesa inicial, se concluyó que para recuperar la paz y la seguridad, es necesario empezar de abajo hacia arriba, y que las autoridades, tanto civiles como eclesiásticas recuperen sus territorios, así como repensar las estrategias porque detener cabecillas solo sirve para fines mediáticos, porque fomenta que surjan nuevas células criminales.

Sobre las becas impulsadas por el actual gobierno federal, se dijo que no han resuelto los problemas porque se hace vulnerables a los territorios que ya son dominados por los criminales que buscan siembre la ventaja económica.

SE BUSCARÁ DIÁLOGAR CON CANDIDATOS OFICIALES

En la inauguración del Dialogo Nacional por la Paz, el rector de la Universidad Iberoamericana, Mario Patrón Sánchez llamó a las instituciones religiosas y civiles a reconocer las propias fallas, así como la tibieza y demora para hacerse cargo de los clamores de la realidad.

«Estamos llamados a reivindicar a los cientos de miles de víctimas de la violencia en el país, para conjurar en su nombre la parálisis generada por la incertidumbre, el temor y la desesperanza».

En su momento, el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa indicó que las conclusiones del “Diálogo Nacional por la Paz” servirán para elaborar una agenda nacional para construir la paz, que permita a su vez tener un diálogo con los candidatos oficiales a la presidencia de la república y otros cargos, y se generen compromisos para impulsar una nueva estrategia de seguridad.

Finalmente, el presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM), Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey, exhortó a hablar desde el dolor de las víctimas para encontrar las soluciones necesarias para el país.

“Todos queremos fortalecer el tejido social y eclesial (…) Los que hablamos aquí, no hablamos meramente con un discurso intelectual. Queremos hablar desde el dolor y la esperanza. Los obispos de México hemos acompañando todo este proceso de Dialogo por la Paz (…) Estamos con México, estamos con la iglesia, estamos con las víctimas y quienes sufren”.

Foto: Especial

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