El Santo Niño del Huachicol, una especie de Santo Niño de Atocha que en lugar de llevar en las manos báculo y canasta sostiene una manguera y un bidón

El Santo Niño del Huachicol, una especie de Santo Niño de Atocha que en lugar de llevar en las manos báculo y canasta sostiene una manguera y un bidón, ya es solicitado en el mercado de La Acocota entre los vendedores de mini ropones de figuras de niños Dios, que son llevados a bendecir a las iglesias el día de La Candelaria.

Aunque los comerciantes aseguran que no los venden, ¡Porque Dios no quiere a los ladrones!, lo cierto es que la “ropita” de huachicolero es solicitada y se vende bajo pedido pues no puede ser exhibida para evitar problemas.

Otras indumentarias que no se exhiben en los aparadores, pero que ofrecen los comerciantes,  es el Santo Niño de la Muerte, uno vestido de negro que con una mano sostiene un cráneo, contó Julia “N”, quien desde hace 20 años vende “vestiditos” de Niño Dios.

Contó que durante todo el año se dedica a fabricar ropita para salir a vender desde una semana antes y hasta una semana después del Día de La Candelaria, que se celebra el 2 de Febrero.

Julia contó que la ropa blanca es la que más se vende, debido a que los sacerdotes regañan a los católicos por llevar a los niños vestidos de santos, tanto los reconocidos por la iglesia católica como los santos piratas como “Malverde”, el santo de los narcos.

Pero como finalmente se trata de vender, Julia aceptó que ha vestido a niños de futbolistas y de cantantes, pero no de huachicoleros aunque comentó que esta semana, ese trajecito se lo solicitaron dos veces.

José, es otro vendedor de ropita desde hace 40 años que todas las noches del 2 de Febrero duerme en su puesto fabricado con láminas debido a que sus clientes los buscan de madrugada, según él porque no les da tiempo de pasar antes o porque los agarraron de padrinos del niño Dios en la madrugada al calor de las copas.

Con orgullo cuenta que vende diseños originales de vestidos de Niño Dios. Maneja un catálogo que adquiere en la Ciudad de México en el barrio de La Merced, en el corredor que conforman las calles Talavera, Venustiano Carranza y Alhóndiga, donde se exhiben los coloridos trajecitos.

Con recelo permite tomar una foto del catálogo pues aseguró que “hay espías” de otros vendedores que quieren copiar sus diseños, presumiendo que la próxima temporada el último grito de la moda será El Niño San Emigdio, el patrono de los Terremotos.

Si aún no tiene su vestidito de Niño Dios, aún está a tiempo de comprarlo en este mercado en donde todo este fin de semana encontrará conjuntitos que oscilan desde los 80 pesos si el niño es pequeñito y el traje sencillo, o si es un niño grande y quiere un ropón lujoso deberá pagar hasta 600 pesos.