Fue hasta el gobierno de Porfirio Díaz en el año de 1887, cuando se vio la manera de “pantalonizar” al país.

Los pantalones llegaron a México con los españoles, pero no fueron bien recibidos por los indígenas; además, los españoles o criollos los mantuvieron principalmente para ellos y para hacer notar su estatus… nuestros antiguos antepasados no usaban pantalones, ellos usaban más bien: huipiles, calzones y camisas de manta, chales y zarapes de lana, y así querían seguir con su forma de vestir.

Ésa era la costumbre y fue muy difícil cambiarles sus gustos, hasta que uno de nuestros presidentes “pantalonizó” México.

Fue hasta el gobierno de Porfirio Díaz en el año de 1887, cuando se vio la manera de “pantalonizar” al país. A los mestizos e indígenas les parecía de lo más normal salir al mercado o a misa con sus chales y calzón de manta y Porfirio Díaz buscaba llevar el país al progreso, así que comenzaron las medidas para llevar pantalones a nuestra nación.

Se multaban a las personas que no los usaran, también se promovía sobre la buena costumbre de usarlos, ya que sería decente y al comprarlos se destinaría menos gasto en cantinas.

En los festejos del primer centenario de la independencia de México (1910) se prohibió el acceso a la plaza a las personas que no vistieran pantalones y a las mujeres que no vistieran con decencia.

Los que salieron ganando con esta medidas fueron los textileros y comerciantes de ropa, que fueron principalmente grupos de comerciantes franceses, españoles e italianos (buscaban que fueran migrantes latinos) que emigraron a México buscando negocios más grandes (les platicaré de estos grupos bien organizados más adelante).

Las fábricas más importantes fueron: “La Hormiga” y “Río Blanco”, así como las tiendas “El puerto de Veracruz”, “El Gran Oriental” y “La Ciudad de Londres”.

Así, los mexicanos fueron adaptándose a esta nueva prenda, pero en el caso de las mujeres el cambio fue aún más lento. Las mexicanas, a pesar de que la moda del pantalón se veía en Estados Unidos o Europa, adoptaron la prenda en la década de los sesenta y se popularizó hasta la década de los setenta.

La popularidad tan lenta de los pantalones en las mujeres mexicanas se debió, en mi opinión, a que en nuestro país las mujeres no tuvieron que reemplazar a los hombres que se iban a la guerra en fábricas o minas durante la segunda guerra mundial, a diferencia de otros países.

A su vez, las costumbres y el lugar que se le daba a la mujer era más conservador y apegado a la feminidad, el uso de pantalones iba en contra de estas costumbres que los padres o la mayoría de los esposos tenían en mente para sus hijas o esposas.

Pero poco a poco algunas rebeldes de la época, amantes de la moda, o bien, por temas de practicidad, fueron optando más por esta prenda, que ahora es un básico en nuestro guardarropa. ¿Qué haríamos sin esta prenda tan indispensable?

A continuación te muestro imágenes de la historia del pantalón en México y el mundo.

@cronicabanqueta

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