Las actividades sencillas, como caminar, activan las células inmunitarias del cerebro que pueden ayudar a prevenir incluso el Alzheimer

Mantenernos físicamente activos conforme envejecemos disminuye significativamente el riesgo de desarrollar demencia en el transcurso de nuestra vida, y no es necesario que el ejercicio sea prolongado. Tal vez caminar o deambular, en vez de quedarnos sentados, sea todo lo que se requiere.

En un estudio publicado en noviembre en la revista Journal of Neuroscience, los científicos afiliados al Centro Médico de la Universidad Rush de Chicago, la Universidad de California, campus San Francisco, y otras instituciones, recurrieron a los datos del ambicioso proyecto Memoria y Envejecimiento de la Universidad Rush. Para ese estudio, cientos de residentes de Chicago, la mayoría de 80 y tantos años al principio, realizaron amplias pruebas anuales de cognición y memoria y, al menos durante una semana, portaron monitores para medir su actividad.

En este estudio, en el cual se investigó con qué frecuencia se movían o se quedaban sentadas las personas mayores y luego analizaron su cerebro a profundidad después de que fallecieron, se descubrió que ciertas células inmunitarias esenciales funcionaban de manera diferente en el cerebro de las personas mayores activas en comparación con sus contemporáneos más sedentarios.

Existen muchas pruebas científicas que indican que la actividad física hace que aumente la masa cerebral. Es común que, por ejemplo, en las personas mayores sedentarias que comienzan a caminar durante una hora la mayor parte de los días aumente el volumen del hipocampo, el centro de la memoria del cerebro, y disminuya o se revierta la reducción que, de otra manera, tiene lugar ahí con el paso de los años.

No obstante, sigue siendo un misterio el modo exacto en que movernos reestructura nuestro cerebro, aunque los científicos han conseguido algunas pistas a partir de los experimentos realizados con animales. Por ejemplo, cuando las ratas y los ratones adultos de laboratorio se desplazan, inducen la producción de hormonas y neurotransmisores que estimulan la creación de nuevas neuronas, así como sinapsis, vasos sanguíneos y otros tejidos que conectan y alimentan a esas neuronas jóvenes.

F. NYT

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *