Para Norma Romero Cortés el buen nombre lo es todo. No importa la ropa que uses, la cantidad de dinero que tengas en tu cuenta bancaria, ni el lugar de donde provengas.

Para mí, resiliencia y valentía serían las palabras que describan a la titular de la Notaría Pública No.4, quien a sus 55 años ha salido invicta de todas sus batallas.

Conocí a Norma Romero por una amiga en común que consideró que ambas tendríamos puntos de vista similares en torno a la vida y a la política; no se equivocó. Norma y yo sabemos que una mujer que estorba a los intereses de uno o más hombres de poder debe ser aplastada por el patriarcado. Ellos así lo piensan y así lo hacen.

Para lograr su cometido, los hombres que se sienten agraviados o intimidados por la fuerza femenina, usarán mensajes sicilianos que pueden llegar con desprestigio profesional y hasta con denuncias penales. Ambas ya las pasó Norma.

También coincidimos en que para lograr cualquier meta personal es necesario tener agudeza mental además de trabajar fuerte.

Es por eso que en 2021 Norma tocó miles de puertas para ser candidata independiente por la presidencia municipal de Puebla, logrando reunir 22 mil 07 apoyos ciudadanos, el uno por ciento del padrón nominal, sin embargo, no pudo competir porque para el Instituto Electoral del Estado (IEE) no tenía la representación necesaria.

Norma aseguró que si las autoridades electorales de Puebla se hubieran ceñido al Código de Buenas Prácticas en Materia Electoral de la Comisión de Venecia hubiera aparecido en la boleta electoral al igual que otras mujeres que compitieron contra el actual presidente municipal Eduardo Rivera Pérez.

Recordó que, en 2018, Ángeles Navarro Rueda logró que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) le redujera del tres al uno por ciento el número de apoyos que requería recolectar, pero solo recabó 7 mil firmas.

“En la elección el 2021 me subieron al periódico oficial y después me bajaron. Denuncié a los consejeros electorales estatales pero no pude obtener la candidatura porque alguien dio la orden de dejarme pasar”, dijo la Notaría Pública.

Cerca de la elección del 2024 Norma se prepara para competir nuevamente por un cargo de elección popular, reconociendo que puede ser cobijada por un partido político.

“No descarto competir otra vez como independiente. La gente necesita una agenda que surja desde la ciudadanía, que piense en las mayorías y minorías, pero sobre todo en las mujeres”, dijo.

También recordó que en la pasada contienda electoral encontró un defecto de la plataforma electoral porque para lograr los apoyos ciudadanos se tienen que autentificar a través de Facebook o de Google, transaccionales que no deben estar inmersas en procesos políticos.

El patriarcado no es igual al feminismo

Sobre el feminismo Norma prefiere hablar del trabajo colaborativo con todos los géneros pero está segura que tarde o temprano se caerá el velo patriarcal que impide tener una sociedad igualitaria.

Ella respeta la lucha de las colectivas feministas y forma parte de colectivas, sin embargo, no se considera una feminista sino una luchadora social que está en busca de la igualdad de géneros.

La notaria pública recordó que en su paso como agente del  ministerio público de la extinta Procuradora General de Justicia (PGJ) siempre procuró aplicar la ley a favor de las mujeres y eso trajo consecuencias.

“Recuerdo el caso de una mujer que acusó de despojo a un presidente municipal y logramos avanzar su denuncia pero ella no regresó. Después de unos meses la localicé y me contó que la esposa de ese presidente municipal y otras personas la patearon y perdió un bebé, estaba embarazada”, contó.

Norma recuerda que eso cambió la forma en la que ella veía el ejercicio de la justicia, ya que las autoridades judiciales son unas pero en los pueblos el que manda es el que ejerce el poder en turno, y eso sigue sucediendo hasta ahora.

Sus recuerdos de juventud son experiencias que tuvo como agente del Ministerio Público lo que la llevó a apoyar a mujeres en su ejercicio como notaria pública, situación que la llevó a ser acusada de un fraude que no cometió.

Norma Romero, la Notaría Pública amenazada

Después de platicar sobre los hombres que la han amedrentado en su trayectoria laboral reconoce que mientras vivió su padre, el notario público Jorge Romero Vargas, fue tratada con respeto por todos.

En 1997, Romero Cortés se hizo notaria auxiliar de la Notaría Pública 3 con sede en San Martín Texmelucan, cuyo titular era su padre, en ese momento su experiencia previa era como agente del Ministerio Público.

En 2013 tras la partida de su padre, quien fue uno de los fundadores del Pentatlón en Puebla, las cosas cambiaron para ella, mucho más tras la separación de su esposo.

“Ahí empecé a entender lo que es ser una mujer en un estado patriarcal. Me decían que no estuviera peleando y empiezas a captar lo que es afuera. Nunca me había sentido limitada”, dijo.

Añadió que de unos años a la fecha se ha sentido en riesgo pero que el miedo no es una palabra que la defina, al tiempo de insistir que seguirá haciendo ruido hasta recuperar su buen nombre.

“He denunciado a algunos funcionarios públicos por cosas delicadas y al final del día entiendes la gravedad que existe de tocarle el callo a gente de poder. En mi caso hace ocho años ratifique el contenido de unos documentos con mi firma y me resultó en un problema bárbaro”, recordó.

Norma añadió que tras el desprestigio que le acompañó por  ese incidente notarial, por apoyar a una mujer que se lo pidió, aseguró que volvería a ayudar a una mujer.

“He presentado varias denuncias al respecto por ese caso pero me tienen como hámster dándome vueltas. He denunciado que puedo ser víctima de feminicidio y las autoridades son sordas”, dijo.

Norma actualmente continua pidiendo protección en la Fiscalía Especial para los delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (FEVIMTRA) pero no lo ha recibido.

El año pasado uno de sus familiares fue víctima de una detención arbitraria lo que la mantiene en alerta. Respecto del hombre que denunció por considerar que está en riesgo prefirió no dar su nombre.

“Sería muy importante que las víctimas pudiéramos nombrar a quien nos amenaza pero si la carpeta no se judicializa el proceso se puede revertir para nosotras”, concluyó.

Norma y yo terminamos nuestro café. Estamos rodeadas de muchas personas, pero ambas volteamos a nuestro alrededor para observar a quienes nos rodean. Es solo por precaución.

Ahora las mujeres debemos cuidarnos las unas a las otras y confiar en que siempre habrá una hermana que te escuche o te tienda la mano cuando el camino ha sido difícil por levantar la voz.

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