Ann (nombre ficticio a pedido de la afectada) vivió abuso sexual cuando trabajó en alta mar.

El sueño de su infancia era trabajar en alta mar, pero se le quebró en una semana.
«Como mujer, una vive algunas malas experiencias”, cuenta al medio de comunicaicón DW.

Hace silencio, y luego explica que fue violada en su segunda semana a bordo. Tenía solo dieciséis años. La jovencita no le contó a nadie lo sucedido, porque se avergonzaba.

Y no quería que su sueño terminara antes de comenzar. La vida en el mar es difícil para el 2% conformado por las mujeres en el sector marítimo, señala. Uno de los pocos sectores donde nunca hubo #metoo.

En el segundo barco, Ann sufre más agresiones sexuales. El contramaestre, que estaba a cargo de su capacitación, la tenía en la mira, explica, y organizaba todo para estar a solas con ella, lejos de los demás, trabajando en el depósito.

Ann vivía constantemente con el temor de ser acosada, y tenía que ver a su torturador cada día, durante las comidas. Una noche, al salir de la ducha, ve al oficial sentado en su habitación, mirándola con una sonrisa sucia.

«Estaba sola”

Ann denuncia el incidente. «El responsable en la sección de Personal me dijo que yo tendría que haber contado con eso. Que qué se le había ocurrido a mi padre, ya que él nunca hubiera mandado a su propia hija a la mar”.

A partir de ese momento, supo que estaba sola y no tenía a dónde ir. Trabaja duro y va ascendiendo. Y aprende a defenderse, a evitar a ciertos colegas y a vestirse con «la vestimenta apropiada”.

En cierto momento incluso estuvo a punto de convertirse en capitana. A pesar de que, con el paso de los años, el acoso físico disminuye, los insultos susurrados, las miradas lascivas y la intimidación a través de las redes sociales permanecen. Siempre con el mensaje implícito: «Una mujer no tiene cabida aquí”.

Finalmente toma un trabajo en tierra. «Es casi como si hubieran ganado ellos”, dice.

No es un caso aislado

Parecen historias de otra época, de antes de #metoo. Pero casos como el de Ann hay a montones. «De todas las mujeres marinas que he conocido en los últimos años, solo hay una que dijo que no había experimentado nada como esto», dice a DW Rachel GlynnWilliams, una psicóloga que trabaja con personal naval.

La Asociación Internacional de Mujeres de la Industria Naviera y Comercial (WISTA, por sus siglas en inglés), encuestó en 2022 a 1.129 mujeres del sector naval de 78 países sobre el tema. Un 60% de las mujeres dijo haber sufrido discriminación de género y agresiones misóginas a bordo. Y el 25% de las encuestadas dijo que el acoso físico y sexual a bordo es común en su trabajo y que también se invade su privacidad.

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