En 2022, Puebla y Tlaxcala quedaron fuera de la reconfiguración de las cadenas de suministros que ese año significó un valor de 2 mil 500 millones de dólares para México. Ya para 2023, el escenario no es favorable para estas dos entidades. 

A nivel global, los centros de producción en el mundo cambiaron su ubicación a zonas que representen menos costo, tiempo y riesgos de producción. A este movimiento actualmente se le conoce como «nearshoring», una tendencia que ha puesto en alerta a todos los países y sus estados para atraer nuevos centros de inversión. 

Sin embargo, el año pasado los estados de Puebla y Tlaxcala quedaron fuera de las entidades en las que se reubicaron cadenas y centros de producción. Según un análisis de Luis Manuel Hernández, director de Index Nacional del Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación

Los datos revelan que 13 entidades captaron el 99 por ciento de la reubicación de los centros de producción en México. Se trató de Durango, Aguascalientes, Jalisco, Baja California, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí, Guanajuato, Querétaro, Yucatán, Ciudad de México y Estado de México. Tan solo Nuevo León recibió el 50 por ciento de los centros en este proceso de reubicación de los puntos productivos, principalmente de capital alemán, estadounidense y chino. 

Según el análisis, los criterios para la reubicación de los centros resaltan los niveles de seguridad ligada al estado de derecho de los estados. Así como los niveles de informalidad laboral y los costos de terreros y uso de energía eléctrica, condiciones que pueden atraer o repeler a los capitales extranjeros.  

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