Entre ladridos de mascotas, que tratan de marcar su territorio para que nadie se acerque a sus dueños, fueron rociados con agua bendita.

No solo un perro es el mejor amigo de un hombre o de una mujer, también lo son los gatos y hasta los loros, y en estos tiempos pandémicos, la inquebrantable lealtad e infinitas cualidades que tienen como animales de compañía, son aún más valoradas por sus dueños.

Juan Carlos Bazán es ingeniero civil y hace 12 años trabajaba en Ciudad del Carmen, Campeche; cuando en un camino rural casi atropella a un loro, que hoy no solo es su mascota, sino su mejor compañero.

Me dice que “Wiliberto” – el loro-, come un alimento especial para evitar que padezca hígado graso, provocado por el consumo de pepitas de calabaza o de girasol que se acostumbra dar a aves en cautiverio.

“Es un ave de compañía que puede vivir hasta 70 años. Vine a pedir (a San Antonio Abad) que me lo cuide, tiene 12 años y mientras yo viva va a vivir conmigo. En la pandemia ha estado conmigo, a mi lado, amanece y anochece conmigo”.

Juan Carlos llegó acompañado de su hermana Enriqueta y de su sobrina Nydia. La primera, llevaba las cenizas de su perro “Benito”, y la segunda, iba jalando a su perro Rufo. Todos escucharon con devoción la misa de las nueve de la mañana en el Templo de San Antonio de Padua, ubicado en la 24 Poniente 110 en el Barrio de San Antonio.

Enriqueta aún no sabe si le permitirán enterrar las cenizas de “Benito” en el sepulcro familiar, ubicado en el Panteón Municipal, lo que sí sabe, es que el animalito que la acompañó por más de una década merece un lugar especial, y por eso, decidió pagar unos mil 400 pesos por el servicio de cremación.

María de los Ángeles Becerra, tiene una gatita que se llama “Sabrina”. Ella llegó desde las ocho de la mañana al templo con su hijo y su hermana, porque antes de la pandemia a esa hora se celebraba la misa de bendición de los animalitos.

Me contó que de niña acudía con su mamá que llevaba una jaula con pajaritos a ese templo. Hoy además de pedir larga vida para “Sabrina”, también pidió a Dios que ponga fin a la pandemia de Covid-19 que les ha arrebatado a dos familiares.

Archie”, “Benjamin”, “Harry”, “Angus”, “Tiffany” y “Romi”, son una familia de gatos que llegó a misa en jaulas, bolsas de mandado y mochilas, cargados por una madre con sus dos hijos, quienes adquirieron todos estos animalitos durante la pandemia. Me contaron que los gatitos son como niños que requieren de cuidados y cariño para que se mantengan a gusto dentro de casa.

Juan Manuel Rosas, es un ingeniero químico y médico veterinario que participa en una asociación civil «ESMC corporativo México» dedicada a la entrega de apoyos agropecuarios y campañas de vacunación antirrábica y desparasitación de pequeñas especies, a cambio de un kilo de ayuda (arroz, frijol, azúcar, lentejas) que distribuyen a familias de escasos recursos.

Acompañado de tres perros de raza pastor alemán llamados “Shalam” “Shika” y “Macuil Pachá”, el veterinario invitó al público en general a llevar a los perros y gatos este día al templo, para acceder a la vacuna y a la desparasitación.

“Shalam” y “Shika” son los padres de “Macuil Pachá”, los tres caminan sin correa detrás de su amo, quien los instruye para que se levanten o se sienten a su sola orden. El más pequeño, “mi bebé”, como le dice Juan Manuel, emite sonidos como si quisiera comunicarse, pero él, les vuelve a dar la instrucción “quietos y sentados”.

El veterinario explicó que el entrenamiento de las mascotas puede darse a cualquier edad, pero que es más sencillo si se realiza desde que son pequeños.

Así entre ladridos de mascotas, que tratan de marcar su territorio para que nadie se acerque a sus dueños, el Templo de San Antonio de Padua, ubicado en la 24 Poniente 110 en el Barrio de San Antonio recibirá durante todo el día a todo tipo de mascotas cuyos dueños quieren que sean rociados con agua bendita.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *