Fue declarado beato el 3 de junio de 1951 y canonizado el 3 de septiembre de 1954, por Pío XII en ambas ocasiones

Hoy, al haber pasado 233 días y faltar 132 días para concluir el año 2018, la Iglesia Católica recuerda a San Agatónico y compañeros, Santa Basa y sus tres hijos, San Bonoso de Antioquía, Santa Ciriaca, San Cuadrado de Útica, San Euprepio de Verona, San José Dang Dinh Viên, San Luxorio de Cerdeña, San Maximiano de Antioquía, San Pío X, San Privado, San Sidonio Apolinar.

 

San Pío X

 

Su nombre secular fue Giuseppe Melchiorre Sarto, segundo hijo de los diez que tuvo el matrimonio de Giovanni Battista Sarto (1792-1852), de profesión cartero, y Margarita Sansoni, costurera (1813-1894). Fue bautizado el 3 de junio de 1835.

Gobernó la Iglesia católica con mano firme en una época en que esta se enfrentaba a un laicismo muy fuerte así como a numerosas tendencias del modernismo en los campos de los estudios bíblicos y la teología.

Introdujo grandes reformas en la liturgia y facilitó la participación del pueblo en la celebración eucarística. Permitió la práctica de la comunión frecuente y fomentó el acceso de los niños a la Eucaristía. Promovió mucho el estudio del catecismo y ordenó la confección del Código de Derecho Canónico (Codex Iuris Canonici), para reunir y unificar la legislación eclesiástica, hasta entonces dispersa.

El 20 de enero de 1904 había promulgado la constitución apostólica Commissum Nobis por la que se prohibían los vetos a la elección papal por parte de los estados que disponían de él como privilegio histórico. En este mismo año había relativizado el Non Expedit del beato Pío IX, con lo que se entreabría la puerta a la participación de los católicos italianos en los asuntos públicos de su país.

En 1905 denunció el Concordato que, bajo las condiciones draconianas impuestas por Napoleón, había firmado en 1801 la Santa Sede con Francia. Con esta denuncia el papado alcanzaba la total libertad de nombramiento de obispos en Francia, libertad de la cual, a pesar de los diversos regímenes que se habían sucedido en este país, en realidad jamás había gozado.

Falleció en Roma el 20 de agosto de 1914 a causa de un infarto agudo al miocardio, a los 79 años de edad, fue enterrado en las grutas vaticanas. En 1951 sus restos fueron trasladados a la Basílica de San Pedro, bajo el altar de la capilla de la Presentación, donde están expuestos a la veneración de los fieles. En su epitafio se lee: Su tiara estaba formada por tres coronas: pobreza, humildad y bondad.

 

Fue declarado beato el 3 de junio de 1951 y canonizado el 3 de septiembre de 1954, por Pío XII en ambas ocasiones.

 

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