A propósito del 8M recordé a Dulce, tenía veinte años y un hijo de cinco cuando la conocí. A los dieciséis se convirtió en madre cursando los primeros meses de preparatoria, tras ser abusada por un hombre de 24 años.

Muy a su pesar y obligada por sus papás asistió a clases con la barriga, y luego con un bebé en brazos. Terminó la secundaria, se graduó de preparatoria y concluyó su licenciatura en Desarrollo Integral Infantil.

Mientras cursaba su carrera trabajaba medio tiempo en guarderías o cuidando hijos ajenos como niñera. Se dividía entre el trabajo, el estudio y el cuidado de un pequeño.

“Mi hijo me salvó”, soltó un día que me contó su vida. Confieso que me parecía increíble cómo logró salir adelante pese a sufrir un embarazo adolescente. Pero Dulce fue agradecida porque, el apoyo de su madre, le dio la oportunidad de continuar su vida.

Su historia me hizo pensar siempre en la diferencia que marcan las madres en la vida de otra mujer a su cargo. Como se logra romper la desigualdad cuando las mujeres asumen la sororidad desde casa y ayudan a sus hijas a educarse.

La discriminación en las aulas

En México es una realidad cómo se estigmatiza a las mujeres y más con un embarazo adolescente. Son discriminadas, escondidas y hasta ahora, carecen de oportunidades para poder seguir con sus estudios. Peor: viven en un limbo debido a que no hay leyes específicas que las protejan.

Las escuelas no las dejan asistir, o las otras niñas las señalan. Hay poca empatía de maestros y criminalización de su estado de gestación.

Un embarazo no las debería privar de ninguna oportunidad, pues resulta absurdo pelear para que las embarazadas no pierdan sus empleos y mantengan derechos laborales, si no se lucha por mantenerlas en las aulas.

Si profundizamos más: se les niega a las niñas y adolescentes el derecho a no ser madres porque no pueden abortar de manera voluntaria, legal y segura. Pero este es otro tema.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) considera que es un derecho de las niñas y las mujeres la educación, pero muchas no lo pueden ejercer debido a la desigualdad de género y a las prácticas discriminatorias.

“La pobreza, el matrimonio precoz y la violencia de género son solo algunas de las razones que explican el alto porcentaje de niñas y mujeres sin escolarizar y analfabetas en todo el mundo”.[1]

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) estima que, solo en México, el embarazo adolescente repercute en la permanencia en las aulas: más del 90% de las madres de entre 12 a 19 años de edad no asiste a clases por muchos temas que son externos y ajenos a sus derechos. [2]

La misma fuente destaca que la falta de acceso a la educación para las mujeres, adolescentes o adultas, genera inequidad para su desarrollo en la sociedad, su proyecto de vida, y aún peor: si ellas no siguen estudiando habrá efectos adversos para sus hijos.

Esta comprobado, y así lo destaca UNICEF, que entre menor grado de estudios tiene la madre adolescente, hay menor posibilidades de que el hijo o hija tenga apoyo emocional suficiente y estimulación cognitiva, lo que repercute en bajas habilidades y capacidad de aprendizaje durante la infancia.

Sé que Dulce, donde ande, estará educando a su hijo igual que su madre lo hizo con ella. Con la idea de avanzar y no quedarse atorada por una circunstancia que, en otras personas ahonda la desigualdad y iniquidad de las mujeres para seguir estudiando.

Embarazo adolescente y la condena de vida

Pero no todas son Dulce. La realidad es que hay decenas de niñas que dejaron de ir a la escuela y la cifra creció en la pandemia de Covid19. Parece normal que las niñas y adolescentes se conviertan en mamás y se  normaliza que dejen la escuela. Urge atender el problema.

Tan solo en Puebla se registraron más de 25 mil embarazos en niñas y adolescentes de 10 a 19 años de edad entre los años 2020 y 2021, según cifras dadas a conocer por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Con estos datos y una revisión más profunda, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) informó en noviembre de 2022 que Puebla fue la sexta entidad federativa en México con la mayor tasa de embarazos de mujeres adolescentes. [3]

Pero los datos son más alarmantes conforme se revisan. Resulta que Puebla tiene una tasa de 76.8 embarazos por cada mil adolescentes de 15 a 19 años de edad, cifra que es superior al promedio nacional de 68.5 embarazos.

La cifra de Puebla es completamente negativa, si se tiene en cuenta que la tasa promedio de México, como país, la ha reprobado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

También se destaca que, los datos del 2022 son mejores que los de 2000, cuando la tasa de embarazo adolescente fue de 86.4 embarazos por cada mil mujeres de 15 a 19 años. Pero no hay que cantar victoria porque la variación no llega ni al doble dígito.

El Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), según otros datos que dio a conocer en 2022[4], destacó que, aunque la educación en las adolescentes es importante, hay deserción porque en 5 de cada 10 niñas de 10 a 19 años vive en la pobreza. También se sabe que 24.6% tiene rezago educativo por no haber concluido la secundaria. [5]

Estos embarazos que en el ámbito de la salud no se han podido prevenir, podrían detenerse con educación sexual adecuada ofrecida por maestras y sus propias progenitoras.

Los embarazos están jugando en contra de las niñas y las adolescente que tienen ante si un reto enorme para no vivir en desigualdad constante.


[1] UNESCO (2023). Datos clave sobre el derecho de las niñas y las mujeres a la educación. https://www.unesco.org/es/articles/datos-clave-sobre-el-derecho-de-las-ninas-y-las-mujeres-la-educacion

[2] UNICEF (2018). Los derechos de la infancia y la adolescencia en México. https://www.unicef.org/mexico/media/1791/file/SITAN-UNICEF.pdf

[3] Coneval  (2022) Embarazo en la adolescencia y el acceso a educación y servicios de salud sexual y reproductiva: un estudio exploratorio.  https://www.coneval.org.mx/Evaluacion/IEPSM/Documents/Exploratorio_Fecundidad_Adolescente.pdf

[4] INMUJERES (2022) http://estadistica-sig.inmujeres.gob.mx/formas/fechas_conmemorativas/26-09.pdf

[5] INMUJERES (2021). Instituto Nacional de las Mujeres. Cálculos propios con base en INEGI-ENIGH 2020 y metodología de CONEVAL.

Autor: Guadalupe Gálvez, periodista.

Coordinación Editorial de Urbano Noticias.

guadalupegalvez78@gmail.com

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