Óscar Paredes inició su colección con 120 textos, ahora cuenta con más de 2 mil  

Tres amigos juntaron 120 libros que se los regalaron sus novias o familiares en la juventud. Los desempolvaron, cocieron y pegaron, y en dos filas sobre el piso del número 53 de la avenida Juárez de la capital del estado, montaron un bazar de libros viejos.

“Recuerdo que empezamos con libros que abordan la vida del Che Guevara (…) Otro amigo que estudió ciencias políticas puso a la venta biografías de Carlos Marx y otros textos de la época socialista de Rius”, dice Óscar Paredes Luna, actual dueño de la única “librería de viejo” que hay en la capital del estado.

Estamos a casi 30 grados, la avenida Juárez es la calle más transitada al medio día; a pocos metros se encuentran cinco casas de empeño, una funeraria, una tienda de instrumentos, el teatro de la ciudad, cuatro dependencias de gobierno, al menos 12 establecimientos de comida y en medio de la urbe “el oasis de libros”.

Hace dos semanas cerró la librería-café del bulevar Mariano Sánchez y el “decano” de los libros de viejo en Tlaxcala, “Maeterlinck”, dejó de existir el año pasado en el Pasaje de San Diego, una estrecha calle diagonal que corta la cuadra ubicada entre la 20 de Noviembre y la calle Diego Muñoz Camargo.

Ahora solo queda esta cochera de casa ubicada a dos calles del zócalo de Tlaxcala. No tiene nombre, solo el distintivo “Bazar de Libros” escrito a plumón. Ahora hay 2 mil libros que se amontonan desordenadamente entre best sellers y ediciones de más de 50 años, clásicos, populares, ediciones malas y trozos de colecciones que juntas debieron ser carísimas, comenta Óscar Paredes Luna.

Paredes Luna es jubilado. Acepta que no tiene la vocación de la lectura pero que está familiarizado con los libros por la casa, la escuela y los amigos. De hecho, dice en voz baja que leyó diversas publicaciones relacionadas con el socialismo.

En la librería de Óscar Paredes, cada uno de los 2 mil textos tiene un costo inferior a los 100 pesos pero acepta que el negocio no es rentable.“Podemos decir que no tenemos competencia, pero tampoco clientes, México es un país en el que el número de lectores va en decrecimiento. En Tlaxcala también no se lee”, lamenta. “A pesar de todo le veo futuro a la librería de viejo. No sé si tengo la expectativa de que esto crecerá, pero vamos bien”, concluye.

 

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *