En el marco de esa celebración se realizó la ordenación de 10 nuevos sacerdotes que se suman a los 150 en la entidad.


El Obispo de la Diócesis de Tlaxcala, Julio César Salcedo Aquino informó que a un año de la canonización de los Niños Mártires Cristóbal, Antonio y Juan por el Papa Francisco aún no está claro el tema de la ubicación del santuario de los patronos de la Niñez Mexicana.

Lo anterior, a pesar de que existen solicitudes para definir un lugar de adoración dedicado a los mártires mexicanos, por lo que su casa sigue siendo el exconvento de Atlihuetzia ubicado en el municipio de Yauhquemehcan; no obstante, el representante de la iglesia católica en la entidad subrayó que a un año de la canonización poco a poco están ganando corazones trascendiendo fronteras.

“Ellos llevaban un tesoro en su corazón en lo más profundo de su ser esa amor a Jesús y a la Iglesia, llevaban dentro de su corazón ese deseo de ser libres para servir a la iglesia, ellos fueron valientes, generosos, audaces, esas actitudes de los Niños Mártires de Tlaxcala eso que querían de compartir el evangelio y a su familia el deseo de que Jesús estuviera en sus corazones es un regalo del espíritu santo”, comentó el obispo durante la homilía.

Eso lo expuso el obispo de Tlaxcala durante la misa solmene de 10 ordenaciones sacerdotales, que se suman a los aproximadamente 150 servidores de la iglesia en la entidad, en ese marco conmemorativo solicitó a los nuevos padres dar la vida por sus ovejas, y ser como Jesús, el buen pastor.

Fue así como en el Seminario de Nuestra Señora de Ocotlán, se llevó a cabo el evento de celebración del año de la canonización de los santos que se registró un 15 de octubre del año 2018 en la Plaza de San Pedro en una celebración encabezada por el Papa Francisco.

Ahí pidió a los nuevos sacerdotes que al igual que los niños santos dieron la vida entre 1527 y 1529 por defender la religión católica, ellos ofrezcan la palabra de dios y la santificación de las comunidades a través de los sacramentos que debe brotar de la calidad pastoral, desgastar la vida por servicio a las comunidades, pues “ahora no se pertenecen ahora pertenecen al pueblo de Dios”.

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