En Puebla se castigará con uno a tres años de prisión a quien promueva, aplique, obligue o financie cualquier tipo de Terapia de Conversión

Por mayoría de votos el Congreso local avaló realizar modificaciones al Código Penal del estado para tipificar como un delito los Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género (Ecosig) conocido comúnmente como Terapias de Conversión.

De ahora en adelante en Puebla se castigará con uno a tres años de prisión a quien promueva, imparta, aplique, obligue o financie cualquier tipo de tratamiento, terapia, servicio o práctica, considerado Terapia de Conversión.

De acuerdo a la Ley se entenderá como Ecosig los tratamientos, terapias o servicios que consisten en sesiones psicológicas, psiquiátricas, métodos o procedimientos en los que, empleando violencia física, moral, psicoemocional, o cualquier otra, obstaculice, restrinja, anule o modifique la expresión o identidad de género, así como la orientación sexual de las personas.

En la Sesión Ordinaria el grupo parlamentario del Partido Acción Nacional (PAN), en representación de la diputada Mónica Rodríguez Della Vechia, presentó una moción para suspender el debate y regresar el punto a su análisis en comisiones.

En su calidad de presidenta de la Comisión de la Familia y Derechos de la Niñez, consideró que las Terapias de Conversión solo deben castigarse cuando se empleen métodos violentos o fármacos, de lo contrario no deberían sancionarse las orientaciones psicológicas.

Por su parte, el diputado Iván Herrera Villagómez, fortaleció la propuesta emanada de su compañero del partido Morena, Carlos Evangelista, al señalar que las terapias de conversión son un modelo de tortura que violenta los derechos humanos de las personas.

“Se trata esfuerzos de premeditada violencia contra las infancias y las juventudes e identidades sexo-genericas. Reconocemos que la identidad sexual no puede ser objeto de discusión o discriminación por ello nos empeñamos en prohibir las terapias de conversión porque atentan contra la dignidad humana”.

Al interior del congreso activistas como Gabriela Chumacero de la comunidad trans y otras festejaban al igual que al exterior del congreso donde el grito resonaba “Nada que curar”.

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