Las Fiscalías de Morelos y Puebla evaden la investigación por el feminicidio de Milagros Marisol Cortéz Estrada.

La joven desapareció en Morelos en noviembre de 2019, pero meses después fue hallada sin vida en Puebla.

Ahora, las fiscalías locales evaden una investigación por feminicidio.

Maestra en puericultura e inglés en la Escuela Normal Urbana Federal Cuautla, Milagros tenía 35 años de edad.

Emprendedora e inteligente desde pequeña

Era habilidosa, muy creativa, emprendedora e inteligente desde pequeña, así la recuerda Margarita, su madre, quien ha recibido negativas de las instituciones para actuar y mostrar algún tipo de interés y coordinación para brindar justicia por la pérdida de su niña, como la llama.

Aproximadamente 40 minutos es el tiempo para llegar en auto desde el municipio de Cuautla, su lugar de residencia, hasta Tepexco en el estado de Puebla, localidad al que pertenece el paraje donde se encontró a la maestra con el cuerpo calcinado en un 90%, presumiblemente tras tortura.

La identificaron por su dentadura

El 3 de diciembre del 2019 se reportó el hallazgo de una mujer sin vida en un camino rural, apenas cruzando la división entre las dos entidades.

Fue un mes después, en enero del 2020, que se confirmó “por la dentadura” que se trataba de Milly, como la conocían sus personas más cercanas; su madre negó que se le pidieran muestras de ADN; sin conocer más detalles.

Una segunda tortura para Margarita ha sido el camino para hacerse escuchar con los operadores de ambas instituciones.

“Que no tenía nada que hablar conmigo”, decía uno de los agentes de la Policía de Investigación Criminal de la Fiscalía Regional Oriente ubicada en el municipio de Cuautla, a la madre de Milly.

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“Simplemente me ignoraban, no daban ninguna atención por más vueltas que me daba, solo que esperara. Me trajeron como rehilete”, recuerda al compartir su experiencia.

Margarita sacrificó su entorno familiar como muchos migrantes en Estados Unidos en búsqueda de un empleo que permitiera proveer para Milly y su abuela, quien quedó a su cargo desde los cuatro años de edad.

Por muchos años no tuvo contacto físico con su hija sino en dos ocasiones, tras regularizar su residencia; la primera al acudir al sepelio de la abuela y en la segunda, en una navidad que pudo compartir con Milly, sin saber que sería la última.

Desde el primer momento tuvo la intención de llevarse a su hija a Estados Unidos, pero siempre la apoyó para residir donde fuera más feliz.

La maestra había pasado un periodo de luto, ante la pérdida de su esposo por cáncer. Hacía ejercicio, reactivó su profesión y su entorno social hasta que, luego de encontrarse con amigas en Cuernavaca, regresaba a Cuautla en su vehículo con placas PYX 83-88.

Margarita pidió a su sobrina María Luisa que buscara a Milly al no recibir respuesta y fue ella quien encontró su vivienda desordenada y robada.

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Se trata de la casa que habitó con su marido en la colonia Hermenegildo Galeana, en Cuautla, donde su familia halló una maleta en la cama y a sus perros encerrados en el baño.

“Los policías decían que no podían hacer nada hasta en 72 horas, la vivienda se tuvo que quedar abierta”, recuerda Margarita.

María Luisa inició la denuncia de desaparición y continuó el seguimiento de la carpeta CT-UEDP/6062/2019 fechada con sello oficial el 4 de diciembre del 2019, tiempo después la joven murió.

Para Margarita, las instituciones se han lavado las manos para no hacer su trabajo. A tres años de los hechos acudió al municipio de Cuautla para visitar, por primera vez, la tumba de su hija.

Por: Animal Político
Foto: Especial

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