El presidente Jair Bolsonaro muestra regularmente la hidroxicloroquina cuando se reúne con sus partidarios.

La caballería de la policía cabalgaba a través del polvo rojo hasta una tumba abierta que nadie esperaba tener que cavar para el sargento Jonas Mendonça. El policía militar de 58 años tenía un poco de sobrepeso pero, por lo demás, estaba sano, dice su familia, cuando empezó a tener síntomas leves de covid-19. Cuatro días después empezó a sufrir una fiebre feroz y fue hospitalizado.

Siguiendo el consejo del Ministerio de Salud de Brasil, los médicos de Mendonça le dieron hidroxicloroquina, junto con antibióticos, antipiréticos para bajar la fiebre y adrenalina, según sus familiares.

“En los últimos dos días (los médicos) estaban muy esperanzados”, dijo su hija Thais Saturnino Mendonça. “Ya no tenía fiebre. La afección pulmonar y respiratoria estaba evolucionando. Estaba bien”, agregó.

Sin embargo, murió de repente. “La voluntad de Dios”, dijo Thais.

En Brasil —donde está el peor brote de coronavirus de América del Sur y se han llegado a registrar hasta 50.000 casos nuevos por día— esta medicación está en el centro de una disputa febril sobre política y fe. La ciencia ha demostrado que no funciona, pero el Ministerio de Salud y el presidente insisten en que sí, dando a muchos falsas esperanzas.

El hermano de Mendonça, Juraci, ahora también está tomando hidroxicloroquina de manera profiláctica, como parte de otro cóctel de medicaciones no probadas que el Gobierno respalda y que incluye también ivermectina y azitromicina.

“Estoy aquí”, dijo, como evidencia de la efectividad del medicamento. “A otras personas en mi círculo de amigos que también usaron hidroxicloroquina les fue muy bien. Pero es esa pregunta: a veces, un problema diferente hace que la persona termine en una situación más grave. ¿Entendido?”, explicó.

Hay un veredicto sobre la hidroxicloroquina. Estudio tras estudio ha demostrado que no es eficaz contra el covid-19, e incluso puede ser dañina. La profesora Flavia Machado, del grupo de investigación Coalizao Covid-19 Brasil y directora de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Sao Paulo, realizó el mayor estudio del medicamento en 55 hospitales de Brasil. Dijo que si bien continúan evaluando su uso en las primeras etapas de la enfermedad, por ahora solo debe utilizarse en ensayos clínicos.
“Estamos estudiando los efectos nocivos, y todo lo que observamos ahora, con un buen nivel de evidencia, está en contra del uso”, dijo a CNN.

A nivel mundial, el debate sobre la hidroxicloroquina –que la ciencia resolvió pero todavía está en boca de políticos que quieren vender esperanzas– es perder el tiempo, dijo el ex director general de Sanidad de Estados Unidos Vivek Murthy. “Todo el tiempo que a menudo terminamos gastando para disipar estos mitos sobre la hidroxicloroquina es tiempo que no estamos gastando en trabajar para resolver el problema real que tenemos frente a nosotros”, dijo el doctor a CNN.

En Brasil, los defensores de la droga descartan los estudios y apuntan a una investigación atípica que sugiere que puede tener un impacto positivo en las primeras etapas, aunque incluso ese estudio está siendo criticado y ha sido contrarrestado por otros trabajos que no reportan ningún impacto. El presidente Jair Bolsonaro muestra regularmente la hidroxicloroquina cuando se reúne con sus partidarios, y le atribuye su recuperación de una infección de quince días de la enfermedad.

Brasil ha importado millones de dosis del medicamento, y una encuesta publicada el domingo por la Asociación Médica del estado de Sao Paulo mostró que el 50% de los médicos en el estado se sintió presionado para recetar está droga no comprobada.

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