La reina, que en abril cumplirá 96 años, no tiene ningún dolor o enfermedad que sea de preocuparse.

La reina Isabel II ha reconocido sentirse frágil en su primer acto presencial desde que el príncipe Carlos diera positivo en coronavirus. Días antes, el heredero la había visitado en el castillo de Windsor, por lo que la salud de la reina ha tenido que ser vigilada por su equipo médico.

Apoyada en un bastón, la monarca recibió ayer en audiencia a su nuevo secretario de servicios de defensa y a su predecesor en el cargo, a quienes admitió que está sufriendo algunos problemas de movilidad cuando le preguntaron qué tal estaba. “Como podéis ver, no me puedo mover”, contestó apuntando hacia sus piernas la reina, quien no obstante sonreía.

Luego, estuvo hablando con ellos de uno de sus perros, Candy. “He visto que tiene a Candy haciendo guardia, porque según veníamos por el pasillo no nos dejaba acercarnos a usted”, se escucha decir a una de sus visitas en el vídeo del encuentro. “¿De verdad?”, dice la reina. “Sí, nos gruñó un poco”, asegura el otro visitante. “¿Sí? Normalmente no gruñe”, sigue Isabel II.

El tono de la monarca era bastante animado si se tiene en cuenta que no era un día fácil para ella.

Poco antes de que tuviera lugar su audiencia, Scotland Yard había anunciado que la policía ha decidido investigar la supuesta venta de favores que se achaca a la fundación benéfica del príncipe Carlos, Prince’s Foundation. La víspera, el príncipe Andrés había llegado a un acuerdo con Virginia Giuffre para evitar declarar ante la justicia estadounidense por los abusos sexuales de los que esta le acusaba, pero la información del diario The Telegraph de que Isabel II ha ayudado a financiar la indemnización con su patrimonio privado no ha estado exenta de polémica.

Fuentes de la casa real británica consultadas por varios medios han asegurado que la monarca se refería a que estaba algo agarrotada y que no sufre ninguna dolencia importante. La salud de la reina, que en abril cumplirá 96 años, se ha convertido en un tema de especulación desde octubre del año pasado, cuando tuvo que cancelar su agenda por motivos de salud. La monarca había aparecido unos días antes con un bastón, accesorio del que a pesar de su avanzada edad (cumplirá 96 años el próximo mes de abril) no había necesitado en su día a día hasta ahora.

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