La gran mayoría de los manifestantes han sido pacíficos, pero una “pequeña minoría” puso en riesgo a las personas y perjudicó a las mismas comunidades a las que las protestas deben ayudar.


El expresidente de Estados Unidos Barack Obama condenó el lunes la violencia en las protestas a nivel nacional por las desigualdades raciales y el accionar policial, mientras que alabó a los manifestantes pacíficos que buscan un cambio.

La gran mayoría de los manifestantes han sido pacíficos, pero una “pequeña minoría” puso en riesgo a las personas y perjudicó a las mismas comunidades a las que las protestas deben ayudar, escribió Obama en un ensayo en línea publicado en Medium. Obama, quien fue presidente en dos mandatos antes de la llegada al poder de Donald Trump, dijo que la violencia está “agravando la destrucción de vecindarios en los que a menudo ya escasean servicios e inversiones, y menoscaba la causa mayor”.

Trump pidió el lunes a los estados de Estados Unidos que tomen medidas enérgicas contra las protestas que han sacudido a varias ciudades del país, diciendo que las autoridades deberían “imponerse” y restablecer el orden tras seis noches seguidas de hechos de vandalismo y saqueos.

Los últimos comentarios de Obama llegaron tres días después de sus primeras palabras sobre el caso de George Floyd, en las que pidió justicia pero no mencionó la naturaleza violenta de algunas protestas.

Obama, el primer presidente afroamericano de Estados Unidos, afrontó disturbios civiles en ciudades como Ferguson, Misuri y Baltimore, donde hubo protestas generalizadas y a veces violentas, por la muerte de jóvenes negros a manos de la policía.

En ambos casos, Obama criticó la violencia y dijo que obstaculizó los esfuerzos para frenar la mala conducta de la policía. En 2015, durante las protestas de Baltimore, criticó a “los delincuentes y matones que destrozaron el lugar”.

En su ensayo, Obama instó a los manifestantes a no ser cínicos respecto a la política, argumentando que elegir nuevos líderes a nivel nacional y local provocaría un cambio.

“Eventualmente, las aspiraciones tienen que traducirse en leyes específicas y prácticas institucionales, y en una democracia. Eso solo sucede cuando elegimos funcionarios gubernamentales que respondan a nuestras demandas”, señaló.

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