La comida mexicana decente es muy difícil de encontrar en África, pero en Nairobi los viajeros consiguen quesadillas, guacamole e incluso huevos rancheros.


En Año Nuevo, mientras la gente de todo el mundo celebraba con un beso o una copa de champaña, algunos fiesteros en Nairobi, Kenia, celebraban de otra manera: con doce uvas, una por cada mes del año, mientras el reloj marcaba la medianoche. Esa tradición mexicana, que data del periodo colonial español y es considerada de buena suerte, llegó a Nairobi en la cresta de una ola cultural que está invadiendo los rincones de moda de Kenia. La cultura mexicana está en todas partes: en los menús de los restaurantes, en los clubes de baile y en la televisión.

Aunque el número de mexicanos que se encuentran en Nairobi no es grande —alrededor de doscientas personas, según cálculos de la embajada— y no tienen un barrio establecido, su influencia en la vida cultural de la ciudad es difícil de ignorar (y eso sin mencionar a Lupita Nyong’o, la hija de una pareja de kenianos que nació en Ciudad de México). Los nairobeños pueden beber tequila y bailar al ritmo de una fusión de música de Kenia y México en Blend Lounge un sábado por la noche, y después ir a misa con sacerdotes católicos mexicanos en la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe a la mañana siguiente.

La comida mexicana decente es muy difícil de encontrar en África, pero en Nairobi, los viajeros hambrientos ni siquiera tienen que salir del aeropuerto: en Java House, el equivalente de Starbucks en el este de África, pueden disfrutar de quesadillas, guacamole e incluso huevos rancheros.

Los primeros mexicanos llegaron a Kenia a finales de la década de los cuarenta, como misioneros católicos. Así es como se extendió su influencia.

Desde la televisión

La fusión de las culturas keniana y mexicana comenzó en la década de los ochenta, cuando las telenovelas latinoamericanas, la mayoría de México, invadieron los canales kenianos. Los derechos de estas telenovelas eran más baratos que los de programas estadounidenses, así que las televisoras los adquirieron. Actualmente, el negocio sigue prosperando: Caroline Mbindyo-Koroso, directora y productora ejecutiva de African Voices Dubbing Company, dice que la empresa comenzó a principios de 2015 con dos empleados que doblaban los diálogos de las telenovelas. Ahora es la compañía de doblaje más grande del este de África, con quince cabinas de grabación y cuatro estaciones de mezcla dedicadas al doblaje.

Mbindyo-Koroso dice que las telenovelas son muy populares porque son aspiracionales: un héroe oprimido o una heroína maltratada superan dificultades abrumadoras —una madrastra malvada, un magnate con anteojos— para alcanzar la grandeza. La mayoría de las telenovelas mexicanas en Kenia actualmente se transmiten en inglés, pero Mbindyo-Koroso cree que incluso habría más potencial si se doblaran a las lenguas locales. Hay más de 120 millones de hablantes de suajili en África, señala.
Hasta la radio

Nacido en Veracruz, México, Édgar Manuel Vargas Gallegos, de 28 años, siempre había admirado a los mexicanos que habían trabajado en Kenia como misioneros. Después del seminario, pero antes de su ordenación, Gallegos siguió sus pasos, con la intención de divulgar el Evangelio.

En cambio, Gallegos se enamoró del genge, el género nacido en Nairobi que combina los ritmos tradicionales del hip-hop con letras de rap en kiswahili y sheng. Puesto que las telenovelas son populares, pensó: ¿por qué no podría ser que la fusión de música mexicana y keniana sea la siguiente gran tendencia también? Gallegos abandonó el sacerdocio y adoptó el nombre artístico Romántico para ir tras una carrera en el rap.

Sus colaboraciones con artistas kenianos, entre ellos Samaki Mkuu (el nadador olímpico keniano Jason Dunford), y el llamado padre del genge, Jua Cali, son mezclas adictivas: en el video de su sencillo de 2018, “Mkora” (que significa “canalla”), Romántico rapea en español y suajili mientras usa una máscara del luchador mexicano Blue Demon Jr. color azul brillante. En una canción de próximo lanzamiento, hace una nueva versión del clásico veracruzano “La Bamba”, con una vibra de genge.

Lee la nota completa AQUÍ

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *