Muchas de las rutas de evacuación propuestas por Rusia conducían a su territorio o a Bielorrusia, algo que Irina Vershchuk, describió como “inaceptable”.
Rusia anunció otro cese el fuego y la apertura de corredores humanitarios para permitir que los civiles huyeran de Ucrania a partir del lunes, aunque la mayoría de las rutas de evacuación llevaban a Rusia y su aliada Bielorrusia, lo que fue muy criticado por Ucrania y otros.
En un primer momento no estaba claro si se estaba produciendo alguna evacuación. Las fuerzas rusas seguían golpeando algunas ciudades ucranianas con cohetes incluso tras anunciar el plan de corredores humanitarios, y los enconados combates continuaban en algunos lugares, lo que indicaba que no habría un cese de hostilidades más general.
Los esfuerzos realizados durante el fin de semana de habilitar pasos seguros para los civiles en zonas sitiadas se desmoronaron. Sin embargo, el Ministerio ruso de Defensa anunció un nuevo intento el lunes y dijo que se permitiría la salida de civiles de la capital, Kiev; el puerto sureño de Mariúpol; la segunda ciudad más grande del país, Járkiv, y Sumy.
Los dos bandos tenían previsto reunirse de nuevo el lunes, aunque había pocas esperanzas de progresos en las negociaciones.
Ya entrada la segunda semana de guerra, el plan ruso de tomar el país con rapidez ha chocado con una feroz resistencia. Sus tropas han hecho avances significativos en el sur de Ucrania y junto a la costa, pero muchos de sus avances se han visto estancados. Un inmenso convoy militar lleva días casi inmóvil al norte de Kiev.
Los combates dispararon los precios de la energía en todo el mundo, las bolsas se desplomaron y el conflicto amenazaba el suministro de alimentos y los medios de vida de personas en todo el mundo que dependen de los campos de cultivo en la región del Mar Negro.
Mientras tanto, la cifra de muertos seguía sin estar clara. Naciones Unidas dijo haber confirmado apenas unos pocos cientos de civiles fallecidos, pero advirtió que el número estaba muy por debajo de lo real. La policía en la región de Járkiv informó el lunes de 209 muertos sólo en esa zona, de los que 133 eran civiles.
La violencia también ha hecho que 1,7 millones de personas huyan del país, lo que el responsable de la agencia de refugiados de Naciones Unidas describió como “la crisis de refugiados más rápida en Europa desde la II Guerra Mundial”.
Pero muchos otros han quedado atrapados en ciudades bajo asedio. La comida, el agua, los medicamentos y casi todos los demás suministros escaseaban en Mariúpol. Unas 200.000 personas intentaban escapar de la ciudad, donde un cese el fuego anterior se había roto. Rusia y Ucrania se acusaban mutuamente de incumplirlo.
Muchas de las rutas de evacuación propuestas por Rusia conducían a su territorio o a Bielorrusia, algo que la vice primera ministra de Ucrania, Irina Vershchuk, describió como “inaceptable”. Bielorrusia es un aliado clave de Putin y ha servido como base para la invasión.
“Ofrecer rutas de evacuación a los brazos del país que está destruyendo el propio es absurdo”, dijo el ministro británico para Europa, James Cleverly.
El gobierno ucraniano propuso ocho corredores humanitarios, también desde Mariúpol, que permitirían a los civiles viajar hacia las regiones occidentales de Ucrania, donde no hay bombardeos rusos.
La división de trabajo del gobierno ruso encargada del asunto dijo que la nueva promesa de corredores humanitarios se anunciaba a petición del presidente de Francia, Emmanuel Macron, que habló el domingo con el presidente de Rusia, Vladimir Putin. La oficina de Macron dijo que había pedido una detención más amplia de las operaciones militares en Ucrania y protección para los civiles.
Sin embargo, el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, dijo en un mensaje de video en Telegram que el lunes continuaban los “combates encarnizados” en la región, en especial en torno a Bucha, Hostomel, Vorzel e Irpin -zonas alejadas de los corredores humanitarios-, con civiles afectados. Irpin lleva tres días sin electricidad, agua ni calefacción.
Klitschko no dio más detalles, aunque señaló que el líder del gobierno local de Hostomel, Yuriy Prilipko, había sido asesinado cuando repartía pan y medicamentos.
Mientras tanto, las fuerzas rusas continuaron su ofensiva y abrieron fuego sobre la ciudad de Mykolaiv, 480 kilómetros al sur de Kiev, según dijo el lunes por la mañana el Estado Mayor de Ucrania. Los rescatistas dijeron que estaban apagando incendios provocados por cohetes en edificios residenciales.
Responsables de emergencias en la región de Járkiv dijeron que al menos ocho personas habían muerto en los ataques de la noche, que destrozaron edificios residenciales, instalaciones médicas y educativas y edificios administrativos.
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“Rusia sigue realizando ataques con cohetes, bombas y artillería sobre las ciudades y asentamientos de Ucrania”, dijo el Estado Mayor.
El Estado Mayor ucraniano también reiteró las acusaciones de que Rusia ha atacado los corredores humanitarios, tomando como rehenes a mujeres y niños y colocado armas en zonas residenciales urbanas, aunque no dio detalles ni ofreció pruebas.
Rusia se ha visto cada vez más aislada ante las duras sanciones occidentales. El rublo se ha hundido y los numerosos lazos comerciales del país con Occidente están prácticamente cortados. Moscú también ha perseguido la cobertura informativa independiente sobre el conflicto y detenido en masa a manifestantes contrarios a la guerra. Más de 5.000 personas fueron detenidas el domingo en 69 ciudades, según el grupo de derechos OVD-Info, la cifra más alta de detenidos desde el inicio de la invasión el mes pasado.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, pidió aún más sanciones el lunes y pidió un boicot global a todos los productos rusos, incluido el petróleo.
“Si la invasión continúa y Rusia no abandona sus planes contra Ucrania, entonces necesitamos un nuevo paquete de sanciones”, indicó Zelenskyy en un mensaje en video. “Si (Rusia) no quiere atenerse a normas civilizadas, entonces no debería recibir bienes y servicios de la civilización. Puede llamarse un embargo o puede ser simplemente integridad”.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, dijo antes que los ataques de Moscú podrían detenerse “sólo si Kiev cesa las hostilidades”. Como lo ha hecho regularmente, Putin responsabilizó a Ucrania de la guerra, diciéndole el domingo al presidente turco Recep Tayyip Erdogan que Kiev debía poner fin a todas las hostilidades y cumplir las “bien conocidas exigencias de Rusia”.
armas nucleares.
Putin lanzó su invasión con una serie de falsas acusaciones contra Kiev, incluida que está liderada por neonazis decididos a socavar a Rusia con el desarrollo de