El cierre fue tan rápido, y tan improvisado, que las empresas se declaran totalmente desorientadas.

¿Regresar a su país o trabajar lejos de los suyos? Miles de trabajadores acostumbrados a vivir a caballo entre el este y el oeste de Europa se han visto atrapados por el cierre de fronteras ordenado para combatir la epidemia de coronavirus.

En Austria, el cuidado de ancianos depende de 65.000 auxiliares que, en un 80%, son mujeres oriundas de Rumania y Eslovaquia. Desde que varios países de Europa central prohibieran las entradas y salidas de su territorio, todo el sistema de asistencia a domicilio se ha visto trastocado.

«Es un problema enorme, es una amenaza existencial para todo el mundo», tanto empleadores como trabajadoras, explicó a la AFP Klaus Katzianka, que dirige una empresa austriaca de servicios a domicilio.

«Es catastrófico, ya no podemos enviar a nadie a ningún lado», comenta alarmado Chris Clarke, director de una agencia de colocación de trabajadores húngaros con sede en Budapest.

El dominó de los cierres de fronteras terrestres ordenado por varios Estados de la Unión Europea fue tan rápido, y tan improvisado, que las empresas se declaran totalmente desorientadas, al no entender las nuevas reglas de circulación ni las condiciones de paso de un país a otro.

– Desesperación en las fronteras –

En Europa central, Hungría, Eslovaquia, República Checa y Polonia decidieron prohibir el acceso a su territorio de todos los no residentes, y Bratislava impone una cuarentena a todos los eslovacos que regresan del extranjero.

Una posibilidad difícilmente imaginable para Maria Gelienova, una eslovaca de 48 años que trabaja para la empresa de Klaus Katzianka. Como sus compatriotas empleadas en el sector de la ayuda a domicilio 24/24, pasa quince días en Austria y luego vuelve dos semanas a su país.

«Me quedaré (en Austria). Necesito trabajar, de otro modo no tengo ningún ingreso», explica Gelienova.

Otras empleadas decidieron empacar sus maletas en cuanto anunciaron el cierre de fronteras, sobre todo las que habían dejado en su país a niños o personas mayores, vulnerables ante el nuevo coronavirus. Otras dudan, y se plantean volver a Austria después de su pausa de 15 días, informó la prensa austriaca.

Las cuidadoras rumanas, cuyo servicio en Austria suele durar un mes, temen no poder efectuar su trayecto habitual, a través de Hungría.

En las fronteras cerradas de Hungría se formaron, en los últimos días, atascos de decenas de kilómetros. Los transportistas, que supuestamente pueden circular con total libertad, pierden tiempo con los controles sanitarios y policiales impuestos por Hungría, un país que ya no deja entrar a vehículos privados si los pasajeros no son húngaros.

Llegado desde Alemania, un moldavo declaró a AFPTV, desesperado: «intentamos tomar el avión, pero ya no hay vuelos hacia Moldavia ni desde Berlín ni desde Fráncfort. Todos los vuelos fueron anulados. Probamos con la carretera y tampoco nos quieren. Ahora, ya no sabemos qué hacer».

– Corredores «humanitarios» –

Muchos de los que estaban bloqueados en las fronteras húngaras eran ciudadanos rumanos, serbios y búlgaros que querían volver a sus países, pues el coronavirus prácticamente paralizó la economía de los países en los que trabajan.

Para garantizar la ayuda a domicilio, las autoridades austriacas indicaron que están negociando con los países vecinos para instaurar «corredores humanitarios» y así permitir los desplazamientos.

Sin embargo, Viena admitió que la negociación no sería difícil, y el miércoles anunció que los reservistas del ejército reemplazarán a las cuidadoras si fuera necesario.

Alemania, que también emplea a miles de auxiliares oriundas de Europa central, también podría verse afectada.

«Advertí a mi socio alemán de que no podremos enviar a nadie hasta que la epidemia no termine», explicó Valentina Ivanova, cuya empresa búlgara TSKA contrata a cuidadoras de personas mayores que luego trabajan en el extranjero.

Otros sectores, como el de los cultivadores de espárragos, también manifestaron su preocupación. La gran mayoría de los temporeros son de Rumania y los productores señalaron que muchos avisaron que este año no irían a trabajar por la caótica situación de las fronteras.

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