Australia se ha convertido en el primer país del mundo en clasificar los psicodélicos como medicamentos a nivel nacional.

Y es que a partir de este mes, la psilocibina, un ingrediente que se encuentra en los hongos mágicos o alucinógenos, se podrá usar para tratar la depresión resistente al tratamiento.

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Para muchos expertos y pacientes la decisión es un momento histórico, sin embargo, el acceso inicial a los medicamentos será limitado y costoso.

A principios de este año, el mundo científico se sorprendió cuando el regulador de medicamentos de Australia, tradicionalmente conservador, aprobó el uso de psicodélicos para ayudar en las sesiones de terapia.

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Pero las principales organizaciones de salud también han pedido precaución, de acuerdo con un artículo de la BBC News.

También se permitirá el uso de MDMA, conocido como éxtasis en forma de tableta, para tratar el trastorno de estrés postraumático (TEPT).

«Mis ojos brillan de nuevo»

Marjane Beaugeois fue diagnosticada con depresión severa en 2017.

«En dos meses, perdí a mi madre, a mi abuela, a mi perro querido y también perdí mi relación romántica», recuerda.

Marjane no lograba comer, ducharse ni salir de su casa en Melbourne, Australia, pero dice que los antidepresivos recetados la dejaron «como un zombi, incapaz de llorar, calmarse o sentirse mejor».

«Todavía me iba a la cama y rezaba para no despertarme», dice la mujer de 49 años.

Buscó terapias alternativas y acabó consiguiendo una clínica de psilocibina en Ámsterdam, pero dudó.

«No tengo antecedentes de consumo de drogas o alcohol. Como consejera de adicciones, siempre estuve muy en contra», explica.

Pero también estaba desesperada por escapar de su depresión resistente al tratamiento, por lo que decidió probar la terapia alternativa en 2018.

Tomaba la psilocibina en un té. «Los colores se volvieron más vívidos. Me sentí poderosamente reconectada con el mundo; un mundo cálido y borroso», cuenta.

«Me emociono solo con hablar de eso… fue una enorme y hermosa experiencia de amor incondicional».

Tres sesiones después, se sintió curada.

«Podía sonreír, sentir alegría, seguir con mi rutina diaria con claridad», afirma.

«Cuando volví a casa, mis amigos dijeron que vieron que mis ojos brillaban de nuevo».

Foto: Especial

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