Andrea Mosie, científica sénior, trabaja con la muestra recién abierta en el Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston

Como si se tratara de una cápsula del tiempo conservada para la posteridad, fue abierta una de las últimas muestras lunares selladas de la era de Apolo bajo la cuidadosa dirección de procesadores y curadores de muestras lunares en la División de Investigación y Exploración de Astromateriales (ARES, por sus siglas en inglés) del Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston. Recolectada durante la misión Apolo 17, esta muestra tan valiosa y bien conservada servirá como una ventana para observar el registro geológico permanente del vecino celeste más cercano de la Tierra: la Luna.

Antes de que la NASA regrese en busca de más muestras —esta vez en el polo sur de la Luna durante las próximas misiones Artemis de la agencia—, el programa Nueva Generación de Análisis de Muestras de Apolo (ANGSA, por sus siglas en inglés) estudia algunas de las últimas muestras lunares que la NASA ha mantenido sin abrir, en perfectas condiciones, esperando el día en que pudieran examinarlas investigadores equipados con métodos científicos y tecnológicos más avanzados.

Esta muestra, la 73001, es la mitad inferior de un tubo perforador doble. La parte superior del tubo perforador, la muestra 73002, regresó de la Luna en un contenedor normal y sin sellar, que fue abierto en 2019. El equipo científico de ANGSA ha estado estudiando sus capas de pequeñas rocas y suelo, y está ansioso por ver qué contiene la mitad inferior.

Antes de que el equipo de ARES sacara el tubo perforador de la muestra 73001, se realizaron análisis exhaustivos en la Universidad de Texas en Austin, utilizando la tecnología de tomografías computarizadas de rayos X, para capturar imágenes en 3D de alta resolución de la composición de la muestra dentro del tubo.

“Hemos extraído gases de esta muestra, y esperamos que eso ayude a los científicos cuando intenten comprender la firma de los gases lunares observando las diferentes alícuotas [muestras tomadas para el análisis químico]”, dijo Zeigler.

Los análisis y las tomografías computarizadas aseguraron que no hubiera grandes sorpresas al abrir este regalo científico y, juntos, ayudaron a crear una hoja de ruta para la disección. Antes del evento principal los días 21 y 22 de marzo, la curadora adjunta de las muestras de Apolo, Juliane Gross, también hizo ensayos del proceso de extracción con una maqueta de la muestra en el laboratorio del centro Johnson.

Gross comparó el proceso de extracción con armar un mueble, excepto por la limitación que tienen los brazos con los enormes guantes de la caja sellada. La extracción de la muestra utilizando herramientas especializadas requirió un meticuloso nivel de organización.

“Tenemos la oportunidad de abordar algunas preguntas realmente importantes acerca de la Luna mediante el aprendizaje de lo que se ha registrado y preservado en el regolito de estas muestras de Apolo”, dijo el curador de Astromateriales de la NASA, Francis McCubbin. “Hemos curado estas muestras para el largo plazo, de modo que dentro de 50 años los científicos puedan analizarlas. Mediante Artemis, esperamos ofrecer las mismas posibilidades para una nueva generación de científicos”.

– F. Nasa –

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *