Cuando alguien termina una relación, es muy común hoy en día escuchar que se encuentra en una etapa de “contacto cero” pues al estar tan inmersos en el mundo digital, a pesar de no tener ya el contacto físico con una persona, el contacto por medio de redes sociales, puede mantenerse mucho más allá de lo que se quisiera pues el constante bombardeo, a través de estados, historias, etiquetas o posts que recuerdan  la presencia de aquella persona que se preferiría olvidar, se hace más difícil. Es por eso, que el contacto cero se vuelve indispensable en las primeras etapas del duelo, pues es cuando nuestro cuerpo está a sometido a niveles más altos de cortisol y busca alivio en la dopamina, que se sigue teniendo asociada a la relación y sus recuerdos.

No podemos apartarnos del hecho de que tanto el enamoramiento como el desamor, se viven no solo desde la emoción, sino también desde la bioquímica y es justamente allí donde ocurren los cambios que hacen tan conocido el contacto cero. 

Cuando estamos en una relación, estamos alimentando constantemente los neurotransmisores  asociados al placer como la dopamina, la oxitocina que es responsable de crear el vínculo y de serotonina, por eso cuando estamos enamorados, pareciera que todo lo malo desaparece pues estamos inundados e Dios neurotransmidores pero cuando una relación termina, también lo hace dicha descarga y los mecanismos funcionan al revés, pues esa oxitocina que generó el vínculo, es la misma que impide perdonar una traición  y esa noradrenalina que hace sentir en las nubes, se transforma en ira y agresividad que ocupan según algunos estadios, hasta el 85% de los pensamientos y es por ello, que una simple publicación en una red social, es capaz de detonar reacciones tan intensas y la razón por la que el contacto cero se vuelve tan necesario en la actualidad.

El duelo por separación es de los más complicados porque a parte de que se vive como una amenaza literal a nuestra existencia, produciendo todos los efectos en nuestro cuerpo, nos hace sentir heridos al percibir la ruptura como un rechazo y nos hunde en un montón de síntomas físicos provocados por los altos niveles de cortisol, además de presentarnos el gran reto de aprender a vivir con “el muerto” pues en algún momento nos cruzaremos con esa persona o sabemos de ella y muchas veces, ese miedo prevalece una gran parte del proceso.

Si ya estás en contacto cero, no te permitas ser intermitente porque eso de bloquear y desbloquear, no funciona y solo eleva más el estrés, mejor intenta conectar con lo que sientes, si es posible, escríbelo y cuando estés en mayor calma, trata de distraerte en actividades que te gusten como el ejercicio, el arte o por lo menos, crear una nueva rutina que te permita adaptarte a la ausencia de esa persona y sobre todo recuerda que se trata de un proceso en el que cada quién tomará el tiempo necesario, no te compares ni apresures tu paso, pues lo importante es lo que aprendas de ti en el proceso. 

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