El presidente ha dado respuestas contradictorias a la escasez: ha negado el desabastecimiento, pero también lo ha reconocido culpando a funcionarios de hospitales de acaparar medicinas.
Hermes Soto cumple el lunes cinco años y no tendrá fiesta. Lo pasará en el hospital infantil a donde debe ir a recibir su decimoquinta quimioterapia para tratar el cáncer que padece: un agresivo rabdomiosarcoma en el antebrazo izquierdo.
Pero Esperanza Paz, su mamá, no sabe si la vincristina, el fármaco que le ayuda a inhibir el crecimiento de las células cancerígenas, estará disponible o los enviarán de regreso a casa, en una zona humilde de Ciudad de México, como sucedió a mediados de enero, cuando no recibió su dosis por falta de la medicina.
“La preocupación es que Hermes ya está en la etapa final de su tratamiento. Solamente nos faltan dos ciclos de quimioterapia para terminar”, dijo Paz, quien se gana la vida haciendo artesanías en su pequeña casa ubicada en el sur de la capital, donde vive con Hermes y sus otras dos hijas, de 3 y 10 años.
“(Si no recibe la quimio) es un retroceso total. Puede hacer una recaída. Puede volver a salir el cáncer. El tumor que él tuvo es uno de los más agresivos y puede aparecer en cualquier músculo de su cuerpo”, se lamentó tapándose la boca con la mano.
Hermes forma parte de las decenas de niños que están sufriendo la falta de medicinas para sus tratamientos en México, luego de que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador centralizara el año pasado las compras a través de la Secretaría de Hacienda, con el objetivo de evitar sobreprecios y corrupción.
Hasta ahora, el presidente ha dado respuestas contradictorias a la escasez: ha negado el desabastecimiento de fármacos, pero también lo ha reconocido culpando a funcionarios de hospitales de acaparar medicinas y diciendo que el suministro se ha visto afectado por problemas en China e India.
La escasez no es nueva. Los primeros casos salieron a la luz en mayo del año pasado. Pero con el paso del tiempo, se ha vuelto más difícil de enfrentar para las familias, muchas de las cuales carecen de recursos económicos para comprar los medicamentos en una farmacia cualquiera.
“Antes, el problema (de la escasez) lo resolvíamos con una receta y podíamos comprarlo por fuera. Pero ahora nos fue imposible porque no encontramos (vincristina) por ningún lado”, se quejó Paz, cuyo hijo ya recibió 28 radiaciones y pasó por tres cirugías desde que fue diagnosticado en octubre de 2018.
Ella y otros padres de niños con cáncer han acudido a reuniones con autoridades en la Secretaría de Gobernación y han bloqueado importantes arterias de Ciudad de México para hacerse escuchar, pero las respuestas oficiales no les satisfacen.
“El Presidente nos dice que va a haber un abasto total desde el 1 de diciembre. Pero el cáncer no espera. Si nos esperamos más tiempo, ¿qué va a suceder? ¿Cuántos van a fallecer? ¿Cuántos van a tener recaídas?”, se preguntó, mientras Hermes intentaba cantar una estrofa de “Believer”, de Imagine Dragons, que decía “Mi vida, mi amor, mi impulso, vino del dolor”.
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