Al finalizar el desfile la gente se sentó en las banquetas a descansar, y a disfrutar de su lunch, muchos terminaron acostándose en el pasto

Fue notorio que en dos años consecutivos no hubo Desfile del 5 de Mayo en Puebla. La gente parecía en estreno de película. Ávida de ver el espectáculo:

La marcha de uniformados, civiles o militares; los carros alegóricos, las notas de las bandas de música y de guerra, el estruendo de las trompetas, los ritmos de los tambores, los trajes típicos, las indumentarias indígenas, el paso armonioso de los caballos, la circulación de vehículos blindados, el vuelo de los aviones…



Con sombrillas o gorras o sin nada, sobre bancos y banquetas, en sillas o escaleras y hasta trepados en árboles, hombres y mujeres de todas las edades flanquearon la Calzada Zaragoza y el bulevar 5 de Mayo.

Unos llegaron muy temprano, mucho antes de las 6:00 horas, cuando los agentes viales empezaron a cerrar las calles. No les importo estar bajo los rayos del sol por más de 3, 4, 6, 7… horas.

Llegaron con bebes en brazos, con niños pequeños a los que cargaban para que vieran. 

Fueron en moto, bicicleta, en camión y a pie desde el norte y sur de la ciudad. 

Había puestos de todo tipo de comida, desde raspados, tacos placeros, botanas, rusas, aguas frescas, bolis, helados, cócteles de frutas, buñuelos, café. 

Los asistentes bailaban y aplaudían al ritmo de a banda de guerra. 

En entrevista Laura Álvarez, de 51 años de edad, contó que era la primera vez que presenciaba el desfile, debido a la emoción que le habían causado ver a los aviones ensayando. 

«Llegué tarde como 10 para las 11, vine porque es la primera vez que vengo tengo 51, mis hijas me dijeron, me emociono ver los aviones y venimos a verlos de cerca, esa superpadrísimo». 

De igual forma Paola Vázquez de 34 años, comentó que lo que más le llama la atención había sido el ejército. 

«Me llama la atención el ejército, todo lo que nos representa». 

Entre los asistentes, destacaron los turistas, sobre todo los extranjeros, cuyos idiomas exhibían que no eran oriundos de esta tierra.

Al finalizar el desfile la gente se sentó en las banquetas a descansar, y a disfrutar de su lunch, muchos terminaron acostándose en el pasto.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *