Aguerridas, valientes, leales, honestas y trabajadoras, así son las comerciantes que nunca han dado tregua y con las que Urbano Noticias platicó

A 49 años de que se formó la Unión Popular de Vendedores Ambulantes (UPVA) 28 de Octubre, las mujeres han sido la columna vertebral de esta organización. Ni en los tiempos de más intensa represión se rindieron a pesar de haber sido estigmatizadas por el gobierno y la sociedad.

Aguerridas, valientes, leales, honestas y trabajadoras, así son las comerciantes ambulantes que nunca han dado tregua a quienes intentan arrebatarles sus espacios de trabajo que son el sustento de sus hijas e hijos.

Urbano Noticias platicó con comerciantes que destacaron el liderazgo de Rita Amador López, quien llegó a la organización después del 4 de julio de 1989, cuando su esposo Rubén Sarabia Sánchez, conocido como «Simitrio» fue encarcelado por el gobernador Mariano Piña Olaya que lo acusó de posesión de armas, narcotráfico y asociación delictuosa.

Rita ese día supo que las mujeres deben salir de la cocina para tomar el poder y aunque hubo ocasiones que temblaba de miedo cuando la amenazaban de muerte, erguida caminaba por todo el mercado Hidalgo como un símbolo de que el líder «Simitrio» los acompañaba en las batallas que estaban por venir.

Rita Amador, para tomar el poder hay que salir de casa

Rita Amador es una mujer sonriente y amable. Me cuenta que la adrenalina y la juventud ayudó mucho en aquellos tiempos cuando el terror se apoderaba de su cuerpo y de su mente. «Simitrio» le decía, cuando lo visitaba en la prisión, que si las bases no la veían se iban a desmoralizar.

Por más de 30 años Rita con sus hijas, nueras y demás mujeres de la organización han resistido el embate de la represión de estado que ha querido sepultar a la principal organización social del estado de Puebla, que hoy agrupa a más de cinco mil comerciantes.

Creyente de la sororidad y del poder de las mujeres, Rita también defiende las causas de género, sin embargo, no cree en los movimientos separatistas porque considera que tanto mujeres como hombres deben trabajar unidos para defender al pueblo oprimido.

“Creo en el empoderamiento de la mujer no en el libertinaje, en poder abastecerse a sí misma y no depender de nadie. Ayudarse mutuamente y tener fuerza para tomar decisiones y vencer tus problemas. Eso lo vamos adquiriendo en la lucha.

Cuando yo llegué aquí solo pensaba en sacar a mi esposo de la cárcel y descubrí el derecho al trabajo, a la organización y manifestación, cosas que en la cocina no conocemos, así que las mujeres tenemos que salir de la casa para poder tomar el poder”, dijo.

Reconoció que ha sido todo un reto liderar a miles de mujeres con diferentes estilos de vida, pues tienen agremiadas que además de vender productos muy sencillos deben completar su gasto como empleadas domésticas; y otras siendo esposas de dueños de bodegas tienen un estilo de vida diferente.

“Yo siempre me pregunto cómo le hacen las compañeras para levantarse en la madrugada. Son heroicas mis compañeras, no tiene un horario fijo. Yo les digo que son compañeras de la esperanza. Siempre tienen esperanza de que el siguiente día será mejor”, contó.

Sentadas en la oficina de la UPVA, Rita corea “Llueve y llueve la 28 no se mueve” y recuerda una de las primeras manifestaciones a las que acudió y llovía muy fuerte pero las mujeres no se movían porque sabían que estaban luchando por el alimento para sus hijos.

“Yo siento amor por la organización. Me admiraba que iban gritando entre la lluvia y la gente manteniéndose. Si nos aventaban bombas molotov todos estaban ahí tratando de ayudar y si salían los policías a golpearnos nos defendíamos siempre con piedras y palos. Nos han acusado de tener armas, pero no es así”, enfatizó.

Rita no puede olvidar el sexenio del exgobernador Rafael Moreno Valle, fue el que más la persiguió. Con su esposo «Simitrio» nuevamente en la cárcel, junto con sus hijos: Atl Rubén y Xihuel Sarabia Reyna y Fernando Alonso Rodríguez, los principales líderes de la organización, el gobierno pensaba que la UPVA por fin se doblaría, pero ella siguió de pie.

La líder comerciante asesorada legalmente por su hijo Tonatiuh Sarabia López, pudo librarse de la cárcel por medio de amparos, pues el gobierno morenovallista le sumó 24 averiguaciones previas por diferentes delitos.

También recordó que en 1990 fue acusada de secuestro, situación de la que también pudo defenderse, al tiempo de comentar que si bien Simitrio es el que más tiempo ha estado preso (primero por un periodo de 13 años y 9 meses y otro por un año), también hubo presas políticas como Cresencia Alcantarilla y Lourdes Pérez y otras amenazadas de muerte como Sara Luna.

Inés Cid: Toda una vida de lucha

Cuando Inés Cid Romero tenía 40 años, vio la fundación de la UPVA 28 de Octubre. Simitrio le asignó un espacio de venta de comida. Ella anteriormente atendía a comensales en una pequeña casa que rentaba y el dinero ya no le alcanzaba.

“Tenía un marido vicioso de alcohol. Veía a mis hijos y pensaba que iba a hacer. Una amiga bien luchona me invitó a una marcha para que nos dieran espacios para vender. Así llegue el 5 de noviembre de 1984 a ese predio, antes de que se llamara mercado Hidalgo. Ese día que conocí a Simitrio hacía mucho frío, me tocó ver como acomodaba a los de las flores que estaban en la 11 y a los del corralón que vendían comida”, contó.

Esta mujer por 25 años vendió comida y hoy se sostiene de la venta de dulces y refrescos, y ahora gran parte de su tiempo se lo dedica a la Capilla del Sagrado Corazón de Jesús que se encuentra en ese mercado.

El paso del tiempo no ha borrado el espíritu de lucha de Inés que por casi una década formó parte de la Comisión Negociadora de la UPVA, y que varias ocasiones fue apaleada en operativos policiacos que lejos de derrotarla la animaban a continuar gritando: ¡Presos políticos libertad!

“Pasamos muchas batallas como los asesinatos de Juanita Arenas, Juan Rosales, Vicente y siempre luchando por su libertad. No creía que tuviera esa fortaleza. Yo decía: cuando la policía me agarre me voy a poner a llorar (…) Soy una mujer de ideales firmes, no me gusta titubear. Cuando nos golpeó un batallón en una marcha en la Ciudad de México me descompusieron mi columna, pero ni así dejé la luchar”, contó.

Atrás quedó el recuerdo de una pinta en la que participó en Plaza San Pedro, allá por los años 80, que fue la primera ocasión que la golpearon, “me dije: Aquí no tengo miedo y vamos por un área de trabajo”.

A 49 años de estar en la UPVA 28 de Octubre, Inés se siente orgullosa y reconoce su esfuerzo diario por sus años de lucha. Hoy ya no tiene miedo cuando ve las armas de los policías, pero recuerda que fue justo ese amedrentamiento el que hizo que algunos comerciantes se fueran de la organización por miedo.

“No me daba miedo que sacaran armas los policías. A mí me detuvieron en una ocasión y me llevaron a la Procuraduría acusándome injustamente porque yo siento que no he cometido ningún delito grave. El delito de nosotras las mujeres es luchar por mejores ventas y mejores lugares”, dijo.

Reina Arce: No sé leer, ni escribir, pero aquí he aprendido a defenderme

Reina Arce está a punto de cumplir 50 años. Ella conoce desde niña al compañero “Simi” (así se refiere a Simitrio) porque su abuelita que tenía un puesto de memelas por la 18 poniente y sufrió desalojos violentos por parte de los cuerpos policiacos.

Recuerda el frío invernal que sentía de niña, cuando se quedaban a dormir en la calle con su abuelita para que apartaran su espacio de trabajo. También se acuerda cuando «Simitrio» llegaba con sus botas y su sombrero y le revoloteaba el pelo juguetonamente preguntándole si estaba bien.

“Vendo gorditas como mi abuelita. He visto mucha represión desde niña y como nos tenían entre las macanas (…) Me dicen: Oye tu no tienes miedo que te lleguen a hacer algo. No tengo miedo porque esta es mi organización es de dónde sostengo a mis hijos, de donde los mantuve, de donde llevo el pan de cada día”, enfatizó.

Reina nunca pudo ir a la escuela por la condición de pobreza en la que creció, pero dice que, aunque no sabe leer, ni escribir, en la UPVA ha aprendido a defenderse, porque además se quedó viuda y tuvo que sacar adelante a sus dos hijos.

“Me las arreglaba sola y le decía a Dios: “Te dejo en tus manos a mis hijos” Sólo él sabe cuándo nos quita la vida y si me va a dejar ver a mis nietos. Nos han balaceado, nos han matado a compañeras como Meztli Sarabia, aquí mismo dónde estamos ahora platicando, pero ni así nos van a detener porque no nos dejamos y siempre estamos unidos no seremos vencidos”, concluyó.

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