Magdalena Cocoletzi, perdió a una de sus compañeras tras contagiarse de coronavirus: “fui su enfermera y no pudimos hacer nada por ella”.

La profesión de enfermería da muchas satisfacciones, no solo atienden los temas de salud sino también las dolencias del alma, pues muchas veces se convierten en confidentes, amigas y hasta psicólogas, así lo considera María Magdalena Cocoletzi Grande, enfermera general con 32 años de experiencia.

De los 32 años que lleva trabajando como enfermera, 27 ha laborado en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ahí ha vivido de todo un poco, pero lo más fuerte y que ha marcado su vida laboral ha sido la pandemia por COVID19 en la que tuvo que enfrentar de todo, hasta la muerte de una de sus compañeras a consecuencia del virus.

Magdalena contó a Urbano Noticias que para lograr hacer una carrera profesional tuvo que enfrentar muchos sacrificios, mayor de cinco hermanos, trabajó y estudió al mismo tiempo, algunas veces tuvo que elegir entre sacar copias, comprar libros o llevarse algo a la boca durante el día.

“Si trabajaba y estudiaba al mismo tiempo tuve que elegir algunas veces entre copias, libros, o comida pero iba avanzado para poder terminar mi carrera ese era el fin, mi carrera terminarla a nivel licenciatura. Algunas veces tenía que entrar a alguna tienda a trabajar, en otras ocasiones tuve que trabajar en un tianguis vendiendo ropa, la cosa era poder sacar mi carrera adelante. En algunas otras ocasiones pues la verdad me ponía a vender fruta en los mercados, eso era lo que yo hacía, también cuidé niños para que me pagaran y costear mi carrera”, recordó hasta con cierta nostalgia por los sacrificios que llegó a hacer para seguir adelante con su formación profesional.

No obstante, la recompensa fue poder titularse en el año 1992, pero inició un nuevo reto, encontrar trabajo.

Para Magdalena ser enfermera significa ir más allá de la atención y cuidado físico de los pacientes, sino también atender las dolencias del alma, se convierten en psicólogas, confidentes, y amigas.

“Es una carrera que da muchas satisfacciones y nos volvemos hasta cierto punto confidentes de los pacientes, nos involucramos en su enfermedad, y de ahí nos ganamos la confianza de ellos porque se dan cuenta de cómo estamos involucrados, les ayudamos en sus sentimientos. Me dicen gracias cuando los escucho, por cuidarlos y atenderlos pero el hecho de estar ahí de ofrecerles la mano y que se sienta acompañados que no están solos en los momentos que son difíciles”, subrayó.

¿Cómo vivió la emergencia sanitaria por COVID 19?

“Fue algo que me sorprendió, no podía creer que una enfermedad pudiera inmediatamente causar la muerte, siempre nos enfrentamos a enfermedades y luchamos contra ellas para que nuestros pacientitos salgan adelante, pero esto nos estaba ganando, la muerte fue algo muy impactante. Pero también nos dimos cuenta que cada uno tenía su propia experiencia, sus propios conocimientos y nos hizo en ese momento que todo se diera a conocer y fuéramos paso a paso ayudando a las personas, a nosotros mismos con los jefes y nuestras capacitaciones”.

Magdalena, con la voz entrecortada, recordó que el COVID19 cobro la vida de sus compañeros de trabajo, enfermeras y médicos, además de familiares, por lo que esta etapa de su vida laboral fue, sin lugar a dudas, la más difícil de su vida profesional.

¿Cómo pudo salir adelante en medio de todo este panorama causado por la pandemia?

“Para empezar ponerme en el lugar de la otra persona, eso era lo principal el ver reflejado en sus rostros el dolor y el ‘por favor ayúdeme’ eso fue lo más grande que pude ver y que me hizo que yo continuara. Tengo familia, tengo a mi hija y yo me puse en el lugar de esa persona a mí no me hubiera gustado estar en ese lugar y no tener a alguien que me ayudara, que me tendiera su mano, me puse en el lugar de las personas que llegaban, lógico que cuidándome porque si no me cuidaba no iba a poder seguir ayudando, si yo me descuidaba en algún punto no hubiera seguir atendiendo a los demás pacientes”.

Considera Magdalena que la bendición que todos los días le daban sus padres y su hija antes de salir al hospital era lo que le daba la protección de un ser superior para seguir realizando su labor en medio de una pandemia que hasta este momento ha dejado 2 mil 557 personas fallecidas en Tlaxcala.

“Yo sabía que Dios me ayudaba, la bendición me la daban mi hija y mis papás cada que salía de la casa cuando me veían llegar en sus rostros se veía la felicidad de saber que estaba bien, sobre todo de mi hija sin poderse acercar hasta que tenía que hacer todas las actividades para poder entrar a la casa si es que podía entrar”, comenta que hizo una recamara afuera de su casa en el patio donde se bañaba, cambiaba de ropa y se lavaba los dientes, hasta que se sentía segura para poder entrar con su familia a quienes no abrazaba ni besaba como lo hacía antes de la pandemia.

Todos esos cuidados y protección derivaron en que no se contagiara de coronavirus, aunque le decían exagerada por las medidas que implementó para no contraer el virus a pesar de la exposición que tuvo siempre en su área de trabajo que fue atención COVID.

Ella sigue teniendo muy presente las escenas de pacientes que llegaban al IMSS en muy malas condiciones por el virus SARS-CoV-2, contó que en una ocasión vio llegar a un hombre mayor acompañado de sus hijas “no lo podían bajar del carro y cuando lo lograron entre varias personas corrieron y gritaban para que lo atendiéramos y nosotros corríamos para encontrarnos con él y de momento cayó al piso ya muerto. Además una señora ya grande que gritaba ya estando internada en el hospital, no entendía dónde y cómo estaba le gritaba a una de sus hijas y lo único que quería era irse a su casa porque quería atender a sus animalitos, pero desgraciadamente falleció”.

Pero Magdalena se quebró durante la entrevista, al recordar a su compañera que falleció tras contagiarse de COVID19, de repente en el relato se hizo el silencio, una pausa larga en la que se escuchaban sollozos.

“Una compañera falleció, era una asistente me tocó ser su enfermera y no pudimos hacer nada por ella”, por eso pidió a la gente que no se confíen porque el COVID19 es una enfermedad que va cambiando va mutando y se hace más agresivo, por lo que no se tiene la certeza de que la vacuna sea una protección 100 por ciento eficiente para evitar contagios.

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