El Gobierno del Estado ha planeado recientemente cambiar su vocación turística al de transporte masivo.

Caro, subutilizado y a medias, porque el servicio cuesta entre 13 y 30 pesos, tiene pocos pasajeros y dos terminales intermedias que no funcionan, así opera desde su inauguración hace dos años el Tren Turístico Puebla-Cholula.

Aunque durante la entrega de este proyecto de mil 113 millones de pesos, el 23 de enero de 2017, el exgobernador Rafael Moreno Valle y el expresidente de México Enrique Peña Nieto prometieron que este proyecto sería un atractivo más para visitantes y que generaría derrama económica para el estado, casi nada se ha cumplido de ello y el Gobierno del Estado ha planeado recientemente cambiar su vocación turística al de transporte masivo.

Y es que pese a su nombre, a bordo del tren no hay alguna vista o paisaje digno de admirarse, pues en los primeros kilómetros de su trayecto atraviesa el tráfico de vialidades primarias como la avenida 11 Norte y el bulevar Norte, luego predominan en el panorama comercios de autopartes de dudosa procedencia de la zona conocida como “la 46” y viviendas particulares, mientras que a medida que avanza hacia San Pedro Cholula la vista cambia a naves industriales, fábricas, comercios domésticos, patios traseros de decenas de casas y terrenos baldíos, principalmente.

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