Tarea nada fácil con actuaciones como las de la Cámara de Diputados con calacas y leyendas.

¿Cómo reivindicamos al género en el ejercicio de la vida pública y política? No suena nada fácil cuando existen actuaciones atroces como las de insultar, hostigar y denostar, nada fácil cuando estas actuaciones atroces provienen de una mujer y son propinadas a otra mujer, nada fácil cuando estas actuaciones atroces han sido cometidas en un recinto legislativo que recientemente se ha convertido en una arena de espectáculos.

En una época en la que habría que reivindicar también el quehacer político. Ya que las y los políticos, no están en la opinión pública como personajes asociados con respeto, honestidad, integridad, entre otros calificativos que deberían ser cualidades de las personas que ejercen un cargo público de representación popular; imaginemos ahora cómo queda en la opinión pública la asociación de las mujeres en la vida pública y política luego de realizar montajes de espectáculo con disfraces, calaveras y cartulinas con insultos.

Los movimientos emergentes y minorías activas como lo son los grupos de mujeres en el activismo, han sido utilizados como banderas para enarbolar las causas, sobre todo han sido utilizados por la corriente de la izquierda política. Resulta poco congruente que esas causas, entre ellas, la violencia en contra de las mujeres, sea ejecutada en un recinto legislativo. ¿Si una mujer de izquierda propina insultos a una mujer de derecha, no es violencia? Más aún ¿No es violencia política de género? Pareciera como si las causas se utilizarán a conveniencia.

Las mujeres que han conquistado a lo largo de muchos años de lucha, paridad y equidad de género en, por ejemplo, cargos de elección popular, y las que han llegado a ocupar puestos de elección popular gracias a estas luchas, tendrían que estar aún más comprometidas por seguir abriendo espacios para las mujeres. La sororidad tendría que ser una palabra no de discursos sino de hechos, la dignidad también tendría que serlo.

Parece que la asociación negativa de las mujeres cuando están en la vida pública, con estereotipos como la “histeria”, se está reforzando con actitudes burdas, violentas y poco éticas por parte de las propias mujeres que están en ahora en la vida pública. Si han enarbolado causas de feministas, sabrán que lo primero que se debe hacer es romper con los estereotipos y esto no se consigue haciendo “espectáculos femeninos” en una tribuna.

Es urgente que las mujeres que están en la vida pública y política dejen de lado, los shows con simbolismos que comunican equivocadamente, que dejen de gritar sin causa, de insultar sin razón, de violentar sin reparo. También es urgente la profesionalización de las y los políticos, el espectáculo, la ausencia de sentido común, de oficio político, de conocimiento pleno de las facultades y leyes, no sólo está ausente en las mujeres, también en los hombres que se dedican a la política. Pero pareciera que a las mujeres las están utilizando como primer batallón para confrontar sin ningún argumento, las mujeres están dejándose utilizar por la política burda, poco o nada inteligente, la política del show, aquella que se dedica al pan y circo.

Es lamentable que las causas sean utilizadas como estandarte por la política para conquistar espacios de poder y que una vez llegando al poder, estas causas sean olvidadas y a las mujeres se les utilice para conquistar reflectores en una política estéril, burda y ausente de los elementos mínimos indispensables para hacer política.

Hay mujeres y hombres valiosos que aún tienen claro la responsabilidad de ejercer un cargo de elección popular, a ellas y a ellos les quedará la tarea por pugnar por la profesionalización de la carrera política, a ellas y ellos, reivindicar el quehacer político y a ellas, reivindicar al género en el ejercicio de la vida pública y política.

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