Produce bajo un esquema de cooperación social, 50 hectáreas en 14 municipios del estado.

Miguel Ángel Hernández es un reconocido enólogo, ejemplo del carácter de los poblanos: emprendedores, atrevidos, orgullosos de sus raíces quienes siempre buscan formas innovadoras de generar desarrollo para su comunidad, que no olvidan.

Este mexicano se alejó de lo que pudo haber sido una carrera tradicional en un mundo tan competitivo como la enología, estudió en la Universidad Santo Tomás, una de las más reconocidas en el medio mexicano, se formó en Francia, pero hace 8 años tomó la decisión de volver a Puebla y rescatar la tradición vitivinícola de México que, por extraño que parezca hoy, fue el primer lugar del país donde se empezó a producir vino en la Nueva España.

Actualmente, el sector vitivinícola está experimentando un alto nivel de concentración económica, tanto en su mercado interno como externo. Principalmente en la zona de Baja California, que ha desarrollado una sólida reputación en el último siglo.

Dicho sector en México tiene un fuerte nivel de organización económica, política y sindical, lo que hace que su peso relativo en las decisiones económicas sea importante en el diseño de políticas públicas y apoyo a áreas “tradicionalmente vitivinícolas”.

Por otro lado, los proveedores y los consumidores tienen un poder de negociación significativo. Existe una fuerte rivalidad en el sector.

Todo ello tiene una mayor influencia en los pequeños enólogos y productores de vino casero y artesanal, que al tener una menor participación de mercado y manejar pequeños volúmenes ven disminuido su poder de negociación y su participación relativa en un mercado tan competitivo como la vitivinicultura.

Por eso, para emprender un proyecto de rescate vitivinícola en Puebla, era necesario tener un plan muy bien elaborado, eslabones clave y, sobre todo, una fuerte voluntad para llevarlo a cabo.

Por eso en 2011, con solo una hectárea, inició su aventura donde, a la fecha, produce bajo un esquema de cooperación social, 50 hectáreas en 14 municipios del estado. Volumen suficiente para comercializar 25 mil botellas de vino Pinot Noir en 2021, la cepa que trajo de Francia y con la que ha consolidado el rescate de esta tradición. El modelo desarrollado es socialmente responsable y de rentabilidad conjunta, una nueva forma de hacer vino de excelencia en Puebla.

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