Miembros de la Asociación Cultural de Invidentes de Puebla marcharon hasta el Zócalo de Puebla para concientizar a la ciudadanía de los obstáculos que enfrentan

En el marco del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, que se conmemora este 3 de diciembre, miembros de la Asociación Cultural de Invidentes de Puebla marcharon desde el Paseo Bravo hasta el Zócalo de Puebla, para concientizar a la ciudadanía sobre la necesidad de apoyar a este sector.

Integrantes de la agrupación pidieron mayor inclusión laboral y empatía, ya que históricamente, quienes padece ceguera han sufrido indiferencia sobre todo en las calles, ya sea para cruzar, transitar o al abordar el transporte público.

«Al solicitar ayuda para subir a un transporte, la gente dice ‘no tengo cambio, adiós’ o me dicen que si me van a ayudar y luego ya no están. Cuando hay mucha indiferencia, la gente solo dice ‘pasa’ pero como, uno no sabe si hay un obstáculo a media vuelta o si hay un hoyo», dijo Omar Vicencio Hernández, quien se dedica a cantar en calles del Centro Histórico.

“Yo pido que tengan empatía para nosotros, es muy triste y molesto que uno esté en la parada de un transporte y no la suban a uno, sobre todo si está lloviendo, ahí lo dejan a uno hasta que alguien se compadece”, mencionó Guadalupe Villalba, quien sufre daños en la vista y solo puede apreciar siluetas.

Todos coincidieron en que día a día enfrentan obstáculos, por ejemplo, en las banquetas, con guías que no son respetadas por locatarios, peatones y vendedores ambulantes, quienes obstruyen su paso.

«Es una lucha diaria, batallar con todo eso, en ocasiones es preferible ir abajo de la banqueta, porque están rotas, hay obstáculos, postes, basura, casetas de periódico, las mismas personas patean el bastón», afirmó Omar.

Además, deben hacerle frente a la discriminación laboral, lo que ha llevado a muchos a encontrar sustento en la economía informal; se les puede observar en el Centro Histórico, en la venta de dulces o dedicándose a la música en espera de una moneda que no siempre llega.

«Yo vendo sola, las monedas tienen número en relieve, ya sé si es de 10 o de 5, los billetes si puede que me lleguen a transar porque no los reconozco», comentó Maribel Peña Cervantes, quien vende botanas en la calle 5 de mayo, o en las avenidas 10 y 8 Poniente desde hace 4 años.

“Es muy variable, depende de la gente, lo que quieran apoyar, a veces salgo solo con 10 pesos, es más lo que camino que lo que vendo. Si estamos trabajando en la calle es porque no nos queda de otra, porque no hay empleos para nosotros”, dijo Noemí Trejo.

Muchos de ellos nacieron sin la posibilidad de ver y entre sus mayores aspiraciones está el conseguir un empleo que se adapte a su discapacidad. Sueñan con ser miembros de un grupo, ser maestros de música o tener al menos un empleo digno que no los exponga a estar en la calle. Mientras, viven una realidad en la que no se sienten pertenecientes.

“Yo quiero obtener un empleo para darles a mis pequeños lo que necesiten, a mí me gusta mucho la música, cuando me llega a contratar algún músico, o tecladista, es lo que más me gusta hacer”, dice uno de ellos.

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