Olivia Salomón Vivaldo, Lizeth Sánchez García, Claudia Rivera Vivanco, Norma Layón Aarun y Rosario Orozco Caballero enfrentan un mes complicado tras anunciar que intentarán ser la candidata de Morena a la gubernatura de Puebla

Desde que se publicó la convocatoria para el proceso de selección —cuyo registro será el 25 y 26 de septiembre para que, dos días después, el Consejo Estatal sesione y elija a dos hombres y dos mujeres como los precandidatos—no han dejado de llover las descalificaciones contra estas cinco mujeres. *(((Revisa lo que está entre guiones en este párrafo, porque es ambiguo en tu original y no sé si le atiné)))* 

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A Olivia Salomón la acusan de ser la favorita del gobernador Sergio Salomón Céspedes, como si no valiera el trabajo que hizo en la Secretaría de Economía para impulsar proyectos de mujeres —con lo que formó un nutrido capital político—. Además, otras voces menosprecian su pasado como agente inmobiliaria, queriendo denostarla con el mote sencillo de “vendedora de casas”. 

Liz Sánchez, (todavía) titular de la Secretaría de Bienestar, es señalada de haber ocupado esa cartera con la que se mueven los apoyos sociales gracias al cobijo del gobernador finado Miguel Barbosa. Aunque es cierto que obtuvo el respaldo de éste, en la campaña de 2018, después de que la amenazaron de muerte en su natal San Martín Texmelucan —y junto con sus dos hijos tuvo que estar bajo la protección de la familia Barbosa—, lo cierto es que Liz es una mujer que ha trabajado el territorio desde hace muchos años.  

Claudia Rivera, la expresidenta municipal de nuestra capital, nunca ocultó su sueño de ser la segunda gobernadora de Puebla. Esta fundadora de Morena —su principal activo— ha sido criticada por todo. Dicen que fue mala administradora porque la toma de decisiones recayó en los hombres que la rodeaban y no en ella; como si no fuera un mérito haber dejado sin deuda pública a la ciudad al culminar su gestión. 

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Norma Layón, quien trabaja su segundo periodo como presidenta municipal de San Martín Texmelucan, una demarcación con alto índice delincuencial provocado por “huachicoleros” —cosa no menor para una mujer—, también es criticada por casi todo lo referente a su administración y a su familia, dedicada a la venta de combustibles.  

Pero la que se ha llevado la corona de las descalificaciones en los últimos días es Rosario Orozco, la viuda del finado Miguel Barbosa. En 2018 recorrió el estado hasta dos veces empujando la silla de ruedas de éste y ahora quiere inscribirse como candidata a gobernadora. Rosario es militante de Morena, es abogada y es como cualquier mujer: quiere ejercer su derecho político electoral. 

Algunas de las críticas a estas mujeres pueden tener razón, pero: ¿los hombres que han levantado la mano para ser gobernador de Puebla no tienen cola que les pisen? 

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Al menos no veo denostaciones para ellos; por el contrario, ellos son tratados como grandes señores feudales, a quienes casi les besan las manos. ¿Qué no somos iguales y de eso se trata la paridad en las candidaturas? 

Más allá de que se elija a un hombre o una mujer para la candidatura de Morena al gobierno de Puebla, lo menos que se espera es que estas mujeres sean tratadas con el respeto que se merecen porque tuvieron el valor de buscar, simplemente, lo mismo que buscan los hombres: poder. 

Les apuesto que, si cualquiera de ellas anunciara en sus redes sociales que se casa, o que se incorporó a una organización de beneficencia, la mayoría pensaría que ese lugar les corresponde por ser mujeres y no las descalificaría como ahora. 

Lo más grave es que muchas de esas descalificaciones vienen, precisamente, de otras mujeres. Quizá no se dan cuenta de que, si alentamos estos comentarios, estamos dañando nuestro futuro y el de nuestras hijas, hermanas y amigas. 

¡Insurrectas en pie de lucha! Si tocan a una, respondemos todas. 

Foto: Especial

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