Hoy se encuentran amenazadas por el cambio climático, la deforestación por cambios de uso de suelo y el uso de pesticidas.

Durante la época de la Colonia, los europeos introdujeron al continente americano la Apis mellifera, también conocida como abeja europea o abeja doméstica. Desde entonces, la apicultura o la crianza y cuidado de la abeja Apis, se ha extendido en todo el mundo debido a la abundante miel que producen.

Sin embargo, el continente americano ya era el hogar de la abeja melipona, la abeja nativa o sin aguijón que hasta hace algunos años había permanecido desconocida para gran parte del mundo, pero que era conservada, protegida y cultivada, con técnicas que datan desde la época prehispánica, en diferentes comunidades autóctonas.

Hoy en día, las meliponas se encuentran amenazadas por el cambio climático, la deforestación por cambios de uso de suelo, el uso de pesticidas, la falta de apoyos a los meliponicultores y el desconocimiento sobre su existencia y el valor de su miel.

Francisco Clavijero en La historia antigua de México, documentó las diferencias entre la abeja melipona y la europea, su tipo de colmena y las características de su miel. En el Código Mendocino se menciona que la miel era un tributo al igual que las plumas, el jade, el oro, el ámbar que diferentes pueblos hacían a Tenochtitlan.

Diferentes visiones, un mismo objetivo

“La abeja melipona existe desde antes de que llegaran los españoles; es una abeja precolombina y la forma en que tradicionalmente los grupos indígenas de América realizaban su crianza y cuidado para poder producirla se ha conservado hasta nuestros días”, refiere el doctor Mario Alberto Castillo Hernández investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.

Desde 2015, el doctor Castillo Hernández forma parte de un proyecto transdisciplinario, donde especialistas de diferentes áreas de conocimiento como la arqueología, la biología la geología y la lingüística se han acercado al fenómeno integral que componen las abejas, la miel, el ecosistema en que se desarrollan y el conocimiento ancestral que poseen los meliponicultores en las comunidades nahuas de Cuetzalan, en la Sierra Norte del estado de Puebla.

“Desde mi perspectiva como lingüista, las comunidades expresan su conocimiento a través de la lengua, y a través de ella nombran a la abeja, las flores, el espacio donde viven las abejas y donde viven ellos. Por ejemplo, la forma en que nombran las partes de su casa es a partir de una proyección semántica de las partes del cuerpo humano y eso también lo hacen para nombrar a la abeja y las ollas donde las crían” explica el experto.

Entre las investigaciones que comprende este proyecto está el estudio desde una visión etnobotánica de la interacción de las abejas con las flores de la región de Cuetzalan y los meliponicultores, los depredadores de la melipona, las diferencias entre los tipos de miel que producen según la región que habitan, así como el valor nutrimental y medicinal de la miel.

En el Laboratorio de Palinología: Paleopalinología y Actuopalinología del Instituto de Geología de la UNAM se hace el estudio del polen para descubrir el tipo de flores que usan las abejas meliponas para generar la miel.

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