El nuevo clima se caracteriza por menos hielo y nieve, con más lluvias y mar abierto. 

Los efectos del calentamiento global en el Ártico son tan graves que la región está cambiando a un clima diferente, uno que se caracteriza por menos hielo y nieve, con más lluvias y mar abierto, según dijeron unas científicas el lunes 14 de septiembre.

Según las investigadoras, el océano helado en el Ártico ha disminuido a tal punto que, incluso en un año de extremas temperaturas gélidas, no se produciría tanto hielo como era usual en décadas pasadas. Otras dos características del clima de la región, las temperaturas típicas de la temporada y el número de días con lluvia en vez de nieve, están cambiando de la misma manera, dijeron las científicas.

El Ártico es una de las zonas que están siendo más afectadas por el cambio climático, con aumentos drásticos de temperaturas, el derretimiento del permafrost y otros efectos además de la reducción del hielo marino. El estudio, de Laura Landrum y Marika M. Holland del Centro Nacional para la Investigación Atmosférica en Boulder, Colorado, es un intento de poner en contexto lo que ocurre en esa región.

“Todo el mundo sabe que el Ártico está cambiando”, explicó Landrum, climatóloga y autora principal del estudio, publicado en la revista Nature Climate Change. “De verdad quisimos cuantificar si estamos en presencia de un nuevo clima”.

En otras palabras, la investigadora se pregunta: “¿Ha cambiado tanto el Ártico, y con tanta rapidez, que es imposible predecir su nuevo clima basándonos en el pasado reciente?”.

Con base en años de datos obtenidos de la observación de la región y modelos computarizados, las investigadoras descubrieron que el hielo marino ya tiene un nuevo clima: la extensión del hielo en años recientes es mucho menor a lo que se habría esperado, incluso en el peor año de mediados del siglo XX.

El hielo en el océano Ártico se ha reducido un 12 por ciento cada década desde que la observación satelital comenzó a fines de los años setenta, y los 13 años con más bajo nivel de hielo oceánico han ocurrido todos desde 2007. Se espera que este año sea una marca mínima récord o casi histórica en la extensión de hielo, que podrá determinarse al final de este mes cuando termine el periodo de deshielo de la temporada de verano.

Las simulaciones que compararon las temperaturas del aire del otoño y el invierno, así como los días de lluvia con los días de nieve mostraron que la transición a un nuevo clima está ocurriendo de manera más pausada y se espera que el cambio definitivo ocurra a mediados de este siglo.

En general, “estamos llegando a un punto en el que no sabremos qué esperar”, dijo Landrum.

El nuevo estudio se basa en trabajos similares previos que analizaban menos elementos climáticos, según explicó Jennifer Kay, climatóloga de la Universidad de Colorado que no participó en la investigación.

“Es positivo ver que todas esas variables se discutan”, dijo Kay. Determinar el tiempo en que ocurren los diferentes cambios es una contribución interesante.

Pero los científicos han sabido con bastante anticipación que la región atravesaba por cambios decisivos. “Sabemos cómo era”, añadió Kay. “Le llamamos ‘el nuevo Ártico’ porque ya no es el mismo”.

Las comunidades del Ártico ya están sufriendo por los cambios, según explica Landrum. La erosión de las líneas costeras ha hecho que algunas poblaciones nativas de Alaska empiecen a pensar en reubicarse. Otros cambios están afectando el suministro de alimentos. Tormentas más cálidas que generan lluvia en terrenos nevados, por ejemplo, pueden causar la inanición de animales que son fundamentales para los grupos indígenas de la zona.

“El cambio climático del Ártico no representa el futuro para ellos”, dijo Landrum. “Es el ahora”.

Landrum afirma que los modelos climáticos empleados en el estudio simularon un mundo futuro donde las emisiones de gases de efecto invernadero, causantes del calentamiento del planeta, permanecían altas. Eso permite cierto margen de optimismo, añadió.

“Aún tenemos la oportunidad de cambiar qué tan rápido evoluciona el Ártico, si modificamos nuestras emisiones”, dijo la científica.

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