Nos quieren divididas, el sistema genera mecanismos para no tenernos juntas, para no escucharnos, donde las ideas no confluyan y la estructura machista siga siendo quien toma las decisiones.

El sistema patriarcal, durante ya muchos siglos ha hecho uso de diversas herramientas para mantenerse vigente y seguir operando en todos los espacios, creando desigualdades y violencias, además normalizando estas prácticas; una de éstas ha sido la enemistad femenina, intentando generar división entre nosotras por medio de la competencia, la desacreditación, la desconfianza, la invalidación de la otra, etc.

Sin embargo, la historia nos ha enseñado que juntas es como se ha podido incidir para modificar las condiciones que hemos enfrentado, aportando en comunidad es que se han logrado avances para el disfrute de nuestros derechos, ha sido acompañadas como hemos podido aportar a la visibilización de nuestros problemas como la falta de garantías de nuestra seguridad y bienestar, la falta de justicia, las condiciones socioeconómicas precarias y a nombrar las omisiones constantes que imperan en las instituciones; muchas de estas condiciones que llevan a la violencia feminicida.

El lunes 23 de septiembre se llevó a cabo en Tlaxcala el Foro de consulta estatal para la elaboración del Programa Nacional para la Igualdad de las Mujeres y los Hombres 2019 – 2024, en el que pudimos encontrarnos mujeres diversas con el fin de compartir los problemas y necesidades que actualmente enfrentamos en el estado, así como las deudas históricas que siguen pendientes y que las acciones emprendidas simplemente no han podido hacer frente a las diferentes expresiones de la violencia.

Evidentemente, quienes asistimos a este espacio de diálogo, lo hacemos esperando que no sea una acción más de simulación para tratar la problemática que ha llegado a dimensiones realmente graves a nivel mundial; pues México ocupa los primeros lugares en términos de violencia ejercida hacia las mujeres y lo que ha demostrado el Gobierno, en todos sus niveles, es la falta de capacidad, de compromiso y de voluntad política para modificar tal situación.

En un ejercicio de participación ciudadana, donde las mujeres pudimos colocar de manera muy concreta nuestras preocupaciones y nuestra crítica reflexiva para la construcción de propuestas claras y contundentes, a partir de una metodología que permitió la sororidad y la escucha activa, acudimos a este espacio compartiendo las experiencias que desde lo cotidiano, la atención directa, la investigación, la incidencia y la difusión de los derechos de las mujeres sabemos de la importancia que tiene que esta información actualizada la tengan de conocimiento las autoridades y con ello elaborar la política pública necesaria y efectiva; a la cual, sin duda, le estaremos dando seguimiento como de manera permanente lo hacemos la sociedad civil.

Independientemente de los espacios que el gobierno genera, las mujeres hemos gestionado nuestros propios espacios para intercambiar la información que recabamos, las impresiones sobre las coyunturas, la creación de acciones sociales y comunitarias, compartir conocimientos y capacidades, con lo que podamos comprender e incidir de manera integral; sin esperar necesariamente algo del Estado (porque sus deudas son bastantes), nos organizamos para modificar nuestros contextos, para que sean más mujeres quienes tienen acceso a la información respecto de sus derechos, pues hoy vivimos derechos que anteriormente nos fueron negados y ha sido gracias a las que lucharon antes que hoy tenemos estas posibilidades y es por ello que no podemos dejar de construir desde los diversos enfoques y experiencias.

Nos quieren divididas, el sistema genera mecanismos para no tenernos juntas, para no escucharnos, donde las ideas no confluyan y la estructura machista siga siendo quien toma las decisiones sobre nuestros cuerpos, nuestras vidas, nuestras ideas y nuestros tiempos, imponiendo y manteniendo obstáculos para el disfrute de nuestros derechos, que aún establecidos en leyes, mecanismos y tratados internaciones, siguen siendo violentados por las mismas instituciones, quienes poco han garantizado el acceso en el sentido amplio y progresista de nuestros derechos.

En plática nocturna escribiendo estas reflexiones un amigo compartía un pensamiento que me hace mirar la realidad que muchas activistas y feministas vivimos y por lo que seguimos haciendo presencia en estos espacios “estamos luchando por las mujeres que aún no nacen”. Son necesarios nuestros espacios de construcción colectiva, de ejercicios sororales, de aprendizajes a partir de las otras y para las otras.

Sirva este espacio para compartir miradas, discutir posibilidades y sumar utopías que nos hagan avanzar, aún en la incertidumbre.

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