Del 5 de enero al 4 de febrero en los volcanes Paricutín y Tancítaro, al norte de Uruapan, Michoacán, han ocurrido 2 mil 80 movimientos telúricos de magnitudes de entre 2.9 y 4.1.


Un enjambre sísmico de 2 mil 80 movimientos telúricos de magnitudes de entre 2.9 y 4.1, se ha registrado del 5 de enero al 4 de febrero en los volcanes Paricutín y Tancítaro, al norte de Uruapan, Michoacán.Ante ello más de 50 investigadores de diversas instituciones del país realizan los estudios para determinar qué provoca ese fenómeno, y si puede dar origen a un volcán o descartar esa posibilidad, dijo Hugo Delgado, director del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“Los fenómenos naturales de este tipo son complejos, y precisamente por eso es tan importante reconocer a qué tipo de fenómeno esta asociado. Aún cuando se puede identificar como un fenómeno magmático no forzosamente tiene que terminar en la formación de un volcán”, especificó el científico.

En entrevista con MILENIO, el investigador pidió a la población que habita en aquella región mantener la calma, y comprender qué es lo que está ocurriendo en esa zona sísmica y con vulcanismo activo.Explicó que un enjambre sísmico es una secuencia o serie de sismos que ocurren en una región específica, durante un periodo determinado y con magnitudes similares, debido a una serie de rompimientos de roca dentro de la corteza terrestre, asociado con fallas y fracturas y que ocurre a diferentes profundidades.

“Lo que está ocurriendo en Michoacán puede tener dos orígenes. Uno es el tectónico, es decir, una serie de fallas que se están reacomodando y que todos estos pequeños sismos responden a ese reacomodamiento de las rocas de la corteza. «La otra posibilidad es que esté asociado con un fenómeno magmático, o sea, el ascenso de magma desde zonas profundas en su camino tratando de abrirse camino hacia la superficie y en esa posibilidad existen dos posibilidades también: una que no pase nada y otra que salga como un volcán”, expresó.

Delgado Granados señaló que el enjambre está ocurriendo en un radio 50 kilómetros de diámetros, al noroeste de Uruapan, justo al oriente del volcán Paricutín, una zona muy amplia, por lo que se están realizando una serie de estudios para identificar donde está centrada la mayor cantidad de eventos y con ello tratar de identificar su origen.

El especialista añadió que hay vulcanólogos en este momento en el campo para que haya todo tipo de perspectivas y formas de estudiar el fenómeno y se están tratando de colocar sistemas GPS, «un magnetómetro, una serie de instrumentos que nos permitan dar una idea de lo que está sucediendo; hay personal del Instituto de Geofísica midiendo las emanaciones de gases del suelo, hay una serie de esfuerzos para poder determinar el origen del enjambre».

De tal forma, dijo que más de 50 investigadores de diversos centros de la UNAM, como el Servicio Sismológico Nacional (SSN), los institutos de Geofísica e Ingeniería, así como el Centro de Geociencias; además de personal del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) e investigadores de las universidades de Colima y la Michoacana de San Nicolás de Hidalgo se encuentran realizando los estudios para identificar cuál es el origen de este enjambre.

De acuerdo con el SSN, la región donde se presenta el enjambre se encuentra en la Faja Volcánica Transmexicana; donde en 1997 ocurrió un enjambre sísmico con 230 eventos en esa misa zona, y los estudios indicaron que se trataba de actividad en fallas locales.

“Hasta el momento no hay indicios de que este enjambre sísmico tenga relación con los volcanes Paricutín y Tancítaro”, y aunque “este enjambre podría ser producido por instrusión magmática, el movimiento de magma no implica necesariamente el nacimiento de un nuevo volcán, pero es necesario saber cómo evoluciona el fenómeno”, indica el SSN.​

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