Este 25N Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres, salgamos a las calles a gritar: ¡El terrorista eres tú!

Un feminicida es igual a un terrorista. Ambos emplean la misma estrategia: usan sistemáticamente el terror para someter a sus víctimas antes de eliminarlas.

El primero tiene la convicción de que es necesario matar a la mujer a la que ya no puede humillar más; aquella que quiso ser libre rompiendo las ligaduras de la esclavitud que él le impuso previamente con otros actos de violencia.

El segundo también intimida antes de causar la muerte, lesiones físicas o psíquicas, contra cualquier persona o grupo, con el fin de obligar a un Gobierno o a una organización internacional a realizar un acto o a abstenerse de hacerlo.

La única diferencia es que el feminicida aterroriza desde las penumbras para preservar su imagen social, mientras que el terrorista lo hace a la luz pública, quiere ser visto. El primero no quiere ser castigado por su crimen, el segundo puede hasta inmolarse por su causa.

El terrorismo de Estado puede considerarse, entre las jurisdicciones internacionales, como un delito de “lesa humanidad” (crimen contra la humanidad) y quien lo comente es perseguido en todo el mundo, castigado de manera ejemplar y súper expuesto mediáticamente.

En 2022, Burkina Faso, país africano, ocupó el primer lugar mundial con 1135 personas muertas por terrorismo, de acuerdo con la empresa española de estadísticas Statista. Ese mismo año, Brasil encabezó el ranking con mayor número de feminicidios y México ocupó el segundo lugar en este mismo rubro.

Según datos de Amnistía Internacional, la violencia contra las mujeres se ha extendido de manera incontenible a todo el país. Solo en 2022 fueron asesinadas 3 mil 765 mujeres, es decir, diez mujeres pierden la vida cada día en México.

De acuerdo con tales cifras, en nuestro país mueren más mujeres y niñas a manos de un machista y misógino, que personas en actos terroristas a nivel mundial. Si es así, ¿por qué el feminicidio no es considerado también un crimen de lesa humanidad, al igual que el terrorismo?

Quizás sea porque las leyes están construidas y sustentadas en códigos de dominancia masculina, sobre la subordinación femenina. Por eso proliferan los feminicidas que caminan por las calles de manera impune.

Si en lugar de llamarlos solo “feminicidas” también les gritáramos “terroristas”, quizá serían encarcelados más rápidamente y sus castigos serían tan duros que nadie más se atrevería a matar a una mujer o a una niña.

Mientras eso no suceda, las cifras de mujeres asesinadas seguirá a la alza, porque cuando ellas quieren liberarse o dejar de ser esclavas, su terrorista las tortura para someterlas nuevamente a su voluntad y, al resistirse, son asesinadas.

Este 25N Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres, salgamos a las calles a gritar: ¡El terrorista eres tú! Quizás esa palabra le da más miedo a la sociedad, ya que “feminicida” está tan normalizado que pocos ven la gravedad de este cáncer que nos ataca a todas.

Insurrectas en pie de lucha. ¡Si tocan a una respondemos todas!

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