Desde temprana hora cientos de feligreses de Tlaxcala y otros municipios de la región realizaron la tradicional bajada de la virgen de Ocotlán, un ritual que constituye uno de los eventos tlaxcaltecas más importantes. Se lleva a cabo el tercer lunes de mayo. 

Desde las 12 de la noche del domingo, los feligreses de todas las comunidades del municipio se congregaron en la basílica de Ocotlán (dos horas antes según la indicación de la Diócesis para que la subida de la virgen se hiciera temprano). 

Cohetones, cánticos y luces vistieron a la virgen mientras el cantante Carlos Rivera entonó las mañanitas acompañado de mariachi. La procesión salió en silencio a primera hora del lunes para recorrer lentamente las principales calles de la ciudad, frente a ella iban las imágenes de José y su hijo Jesús marcando el advenimiento del credo. 

Cómo cada año, las escalinatas del Pocito fueron iluminadas. Desde lo lejos se escuchó la algarabía de las campanas del convento y los cánticos que acompañaron a la virgen. 

Bajó por la calle Zitlalpopocatl donde tuvo la primera parada en la iglesia de la Santísima, un pequeño convento que solo en ocasiones especiales se abre. Es uno de los más antiguos y conecta con la basílica de Ocotlán aunque forma parte del patrono de San Miguel y a pocos metros de la iglesia de San José, aún en reconstrucción. 

Con solo unos cientos de feligreses, al despuntar el alba se sumaron más pobladores para formar una columna de casi mil personas que recorrieron las calles del centro hacia el mercado municipal, Aurrerá, bordear el zócalo y bajar por calle Independencia. 

La procesión continuó, encabezada por el obispo y el círculo cercano. Atrás la gente de todos los municipios, la mayoría devotos de clase media baja. A los costados, hileras de feligreses con flores y velas viendo el paso de la virgen sobre la calle Juárez para doblar por Prolongación Lardizábal para hacer una última parada en San José. 

Ahí, el obispo ofició misa. El principal mensaje fue pedir por la salud de la población y la solidaridad con los enfermos después de la pandemia y el reciente anuncio del fin de la emergencia sanitaria, que marcó la celebración de la virgen que hoy congregó a más feligreses que el año pasado. 

Después de la misa en San José ,la virgen se encaminó hacia Ocotlán para regresar a su nicho. El sol dió tregua cubriéndose con un manto de nubes y una tenue llovizna que atemperó el clima. Rodeada aún de devotos, monjas y laicos de la pastoral social, la virgen marchó hacia el templo donde hizo brotar agua bendita para los enfermos. 

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