Héctor Alonso Granados ha demostrado ser, en lo público, un sujeto peligroso: peligroso para la democracia y para la seguridad personal.

¿Qué puede ofrecer un sujeto como el diputado local Héctor Alonso Granados, para que le abran las puertas en distintos partidos políticos?

El fin de semana fue recibido en los brazos de las dirigencias estatal y nacional de Movimiento Ciudadano, como miembro de su fracción parlamentaria, a pesar de su constante actitud pendenciera, de sus manifestaciones misóginas y discriminatorias, y encima de demostrar que para él, lo último que importa es la ideología política.

Y es que Héctor Alonso Granados ha pasado por las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI); de Nueva Alianza (PANAL), que en su momento lo hizo legislador; del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que también le dio una curul, ahora por la vía plurinominal y ahora, pretende enarbolar la camiseta de Movimiento Ciudadano (MC).

Aunque hay que reconocer que en los primeros dos casos, su salida no fue escandalosa, la ruptura con Morena, con la bancada del Congreso local, con el gobernador Luis Miguel Barbosa y hasta con el propio Andrés Manuel López Obrador ha rayado en lo demencial.

Si no sabe a lo que me refiero, puede consultar este link, sólo para ver qué actitud tomó cuando se trataba de aprobar una iniciativa que venía ¡desde México!, como parte del Constituyente: https://cutt.ly/9e79RAh.

Además, en tribuna y debajo de ella, Héctor Alonso Granados se ha encargado de deshacer su propia imagen: Prepotente, misógino y violento, así se le ve, aunque en los pocos espacios que se han animado a darle, asegure que no lo es.

¿A caso cree que ya nadie se acuerda de cómo llamó a sus compañeras diputadas: focas aplaudidoras o las comparó con “verduleras”, como si ese trabajo fuera denigrante? Y su explicación de para ser tratadas como damas deben tratar con respeto, sólo él se la puede creer; especialmente, ahora que la Conapred decidió actuar en su contra: https://cutt.ly/re79UdZ.

Esto sin mencionar la más reciente agresión a Gabriel Biestro, presidente del Congreso, a mitad de una sesión ordinaria del Legislativo; cuando le arrebató un micrófono a una de las personas de ayudantía y cuando se le ocurrió, como diputado de Nueva Alianza, que sería buena idea amenazar y retar a golpes a un reportero en pleno Congreso.

Pero más allá ¿Sabe usted cuál es el riesgo más grande con este sujeto? Que por alguna razón que no logro descifrar, ha sabido convencer para brincar de un partido a otro, se ha vuelto un as del chapulineo y sigue viviendo a costillas del erario, de los impuestos que pagamos usted y yo.

Por eso, usted y yo necesitamos estar alerta y tratar de impedir que sujetos como él, puedan colarse a lugares de autoridad, porque no merecemos como sociedad, tener “representantes” como él.

Y él, podría asegurar, intentará colarse de nuevo a posiciones de autoridad; pero no podemos votar por él ni por gente como él, que en los hechos ha demostrado que le importa más hacer fama de pendenciero, que generar verdaderas reformas legislativas para el bien de la sociedad.

Tal vez por eso, ayer, el líder de la fracción parlamentaria de Movimiento Ciudadano, Carlos Morales, ya vaciló y luego de darle la bienvenida en Twitter, en entrevista ya no se animó a respaldar su más reciente y penosa adquisición.

Hasta la próxima.
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