“Mi papá falleció en el 2005, entonces yo ahí tomé la decisión de estudiar música porque era lo que me apasionaba, un freno para estudiar música, él consideraba que estudiar música no era profesional”.

José Paulino Rosas Malpica López ha pasado casi la mitad de su vida tocando el saxofón, lo cual es su pasión. Actualmente, traspasa su conocimiento a alumnos del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec (CENHC), y toca en eventos donde forma parte de los momentos íntimos de muchas personas.

Asegura que ha sido difícil, pero que “gracias a dios” se ha abierto paso para forjar el camino a su sueño. Por esto en el marco del Día Internacional del Saxofonista, Paulino Rosas compartió a URBANO Noticias, un poco de su vida y de lo que para él ha significado la música y su instrumento.

¿Cómo surge su gusto por el saxofón?

Esta gran aventura inició en el año 1991 a la edad de 13 años, cuando por azares del destino tuvo la oportunidad de pertenecer a la banda de música del CENCH y aprender a tocar este instrumento, a pesar de que en un inicio no le interesaba.

“Cuando a mí me tocó escoger el taller, había varios y mis dos opciones era mecanografía o banda de música, entonces quise banda de música sin saber que eso iba a ser parte de mi pasión. Allí empezó mi gusto por la música, y ¿por qué saxofón?, porque mi maestro era saxofonista y era o si saxofón, y le tome el cariño por mi maestro”.

Paulino compartió que ese momento fue uno de los más importantes, pero no el que definió todo, ya que a pesar de que le fascinaba este mundo, su padre tenía pensado otro futuro para el: “estudiar electrónica”.

Mencionó que en ese tiempo se sintió reprimido, puesto que la vida parecía arrebatarle lo que más soñaba; sin embargo, fue en el año 2005 que la esperanza volvió, aunque acompañada del trago amargo de perder a su progenitor.

“Mi papá falleció en el 2005, entonces tomé la decisión de estudiar música porque era lo que me apasionaba, un freno para estudiar música, él consideraba que estudiar música no era profesional”.

Después de ese suceso mezclado de dolor y felicidad, decidió dejar todo atrás y estudiar la carrera de técnico en música en la BUAP que terminó en 2008, para posteriormente empezar abrirse paso.

El músico contó que sus primeras presentaciones fueron en las calles del Centro Histórico justo en la explanada del Carolino. No obstante, aseveró que no fue fácil, ya que lo más difícil fue dar a conocer su talento.

“Yo creo que lo más difícil es dar a conocer tu trabajo, eso es lo más difícil, yo empecé tocando en las calles con un cuarteto de saxofones y salimos a tocar en las calles afuera del Carolino. Ese cuarteto se desintegró hace 10 años y yo continué solo, entonces uno de las más grandes dificultades es difundir tu trabajo, encontrar foros donde puedas difundir tu trabajo, porque tenemos que comer y mantenernos”.

Actualmente, todos los músicos luchan por dar a conocer su trabajo, aunque algunos tienen oportunidades más fáciles que otros por el instrumento que tocan.

“Es difícil, por ejemplo, un clarinetista, un flautista, un oboísta por decir algunos, no es que sea más fácil, pero tienen la oportunidad de pertenecer a una orquesta sinfónica. Hay muy pocas oportunidades para entrar a una banda sinfónica”.

Paulino confesó que en su caso las oportunidades de pertenecer a una orquesta sinfónica o de salsa, fueron muy escasas y con un pago muy bajo, por lo que prefirió “tocar solo”.

En sus inicios como solista tocando en calles, plazas comerciales y cafés, tocaba y repartía tarjetas para que lo contrataran en eventos.

El saxofonista comentó que no tuvo buenos resultados los primeros años, puesto que solo llegó a tener entre 8 y 10 eventos en un año, a diferencia de los más de 80 eventos que actualmente.

“Eso ha sido gracias a estar trabajando, a difundir, y a pesar de que ya llevo años trabajando, sigo pidiendo permiso para tocar en una plaza sin que me paguen para que pueda repartir tarjetas y que me conozcan”.

No obstante, dijo que sigue trabajando, pues es un constante aprendizaje, el cual comparte con sus alumnos del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec desde 2011.

¿Cómo ser un buen músico?

Paulino Rosas, afirmó que gran parte de ser un buen músico es nunca despegar los pies de la tierra, por lo que siempre trata de enseñar a sus alumnos a ser humildes y a recordar que “deben de seguir aprendiendo siempre”.

“Yo creo que parte de ser un buen músico es entender que nunca vamos a dejar de aprender, siendo humildes aprendiendo de todos, yo aprendo de mis alumnos a pesar de su corta edad, ellos tienen algo que aportarme, para ser un buen saxofonista tienes que ser humilde y recordar que debes estar aprendiendo”.

En cuestiones técnicas, señaló que lo más importante para poder tocar bien un saxofón es practicar la respiración diafragmar, debido a que “los saxofonistas pueden tragar aire sin que les afecte la garganta”.

Yo tengo que tener un muy buen estómago para tener una buena respiración y buena columna de aire. Me dicen -wow tocaste una hora casi sin respirar- y les digo-no, respiro por la boca y hago la fuerza con mi estómago, no con mis pulmones”.

Paulino explicó que a él le gusta ser un saxofonista versátil, ya que en estos tiempos a la gente de sus eventos le gusta más la música contemporánea. Así como a sus alumnos, quienes disfrutan más del aprendizaje con canciones de sus cantantes y grupos favoritos.

“Yo soy un saxofonista bastante versátil, trato de estar actualizado en mi repertorio, mucha gente actualmente me contrata porque escuchan que tocó repertorio más actual. A mis alumnos siempre intento tener un repertorio más actualizado, los jóvenes se identifican más con esta música de cantantes como The Weekend, Ed Sheeran, Ariana Grande, BTS, les pones esas canciones y están emocionados”.

Una de las cosas para seguir aprendiendo también es escucharse”, afirma, por lo cual reveló que en las noches en medio de la soledad le gusta mejorar su sonido, con el fin de tener una identidad y ser diferente al resto.

Aseguró que diferenciar a un saxofonista de otro resulta a veces resulta difícil para el público, pero que entre músicos si “notan la diferencia”, ya que cada saxofonista basa su sonido en alguien que admira.

“Maceo Parker él es mi ídolo, yo escucho música de él y trato de sonar a él, sé que no lo voy a lograr porque él es de raza negra, tiene otro feeling, pero yo trato de llegar a lo que él suena, y eso me hace diferente porque habrá otro compañero que no le guste el funk y prefiere el blues y otro Luis Miguel y quiera sonar al saxofonista de ese cantante. Pero eso solo lo sabemos nosotros, el público muy difícilmente”.

Otra de las cosas que, señaló, ayudan a ser bueno en lo que hace es “no buscar la aceptación del público”, ya que eso causa que muchos no sientan ni transmitan la música que tocan.

La música para mí es un arte, pero a mí me ayuda a expresarme, cuando voy a tocar pocas veces pienso en el público, pienso en mí, primero yo la disfruto. No busco la aceptación del público y si a mí me gusta creo que la gente los disfruta conmigo”.

Enseñar y ser parte de los momentos de la gente

Actualmente, ha tocado frente a 500 personas en auditorios y salones de fiestas, donde siempre trata de disfrutar lo que toca. Aunque a veces las situaciones lo han desconcentrado, ya que le han ocurrido accidentes y ser parte de momentos difíciles de las personas.

“Me ha tocado que se me rompa el pantalón en un evento, que me digan -joven le puede bajar de volumen-, e incluso ir a funerales. Una de las maestras de aquí me pidió tocar canciones de José en saxofón porque a su papá le gustaba, fue la única vez que fui a un sepelio, fue muy diferente, empiezo a tocar y la maestra se puso a llorar por recordar al papa”.

Paulino Rosas compartió que uno de sus sueños es tener su propio foro donde pueda tocar las veces que quiera ya que no puede vivir 3 días sin tocar el saxofón ni tampoco sin enseñar a sus alumnos. Pues es algo que lo llena y hace sentir pleno, pero sobre todo algo que lo hace sentir más humano.

“El saxofón puede sonar melancólico pero también muy alegre. Veo como toco la canción y empiezan a llorar, a bailar y a estar felices y eso me contagia. Fomenten la música en los niños, es algo que necesitan, se necesita más seres humanos más empáticos con sus propios”.

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