Durante jueves, viernes y sábado, el Festival de La Luz y La Vida recibe más de 150 mil visitantes, por lo que se ha convertido en un atractivo más de la entidad poblana.

Durante tres días, en Chignahuapan, hay una representación teatral que resume la leyenda prehispánica del camino a Mictlán y al descanso eterno.

En esta temporada de Todos Santos, la obra inicia en la parroquia De Santiago Apóstol, donde es montada la ofrenda de Las Mil Luces, posteriormente parte una procesión de antorchas por la Calzada de las Almas rumbo a la laguna, donde 34 personas y 35 danzantes escenifican la cosmología náhuatl con la muerte de un guerrero, cuya alma debe cruzar sobre un perro Xoloitzcuintle por los diferentes infiernos y enfrentar nueve pruebas hasta llegar al Mictlán.

Es el Festival de la Luz y la Vida, el cual es rematado con fuegos artificiales que iluminan todo este cuerpo de agua de la Sierra Norte de Puebla, donde una plataforma sostiene la gran pirámide convertida en escenario de este auditorio natural.

De acuerdo con los organizadores, durante jueves, viernes y sábado, el Festival de La Luz y La Vida recibe más de 150 mil visitantes, por lo que se ha convertido en un atractivo más de la entidad poblana.

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