¿Cómo nos afecta el manejo de la información a través de imágenes explícitas de violencia? 

Cuando se trata de dar a conocer un suceso, tenemos claro que una imagen dice más que mil palabras, pero cuando hablamos de uno donde hubo víctimas mortales como el pasado accidente en la carretera a Cuernavaca, no pensamos en las repercusiones. Apenas se dio a conocer el suceso y rápidamente empezaron a circular notas narrando lo sucedido y aunque algunos medios intentaron ser prudentes con el manejo de las imágenes, no tardaron en aparecer videos muy explícitos del accidente. Desafortunadamente no es el único caso, pues ya se ha normalizado la difusión de dichas imágenes sin importar si se trata de peleas, asesinatos, suicidios o accidentes, se muestran de manera explícita tanto de parte de medios formales de comunicación, como por parte de usuarios de redes sociales, pero la pregunta es ¿hasta dónde el derecho a la información justifica pasar por encima de la dignidad de una persona? cuando se trata de obtener imágenes exclusivas, se olvida que eso que están grabando o fotografiando es una persona que tiene seres queridos, que quizás se están enterando de ésa manera de lo que está sucediendo.

¿Cómo nos afecta el manejo de la información a través de imágenes explícitas de violencia? desde hace mucho tiempo, se ha tratado de estudiar el efecto que tienen las imágenes tan explícitas en nuestro cerebro y es por ello que un equipo de investigadores de la Escuela de Medicina Icahn en el Monte Sinaí y un programa de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos han llevado a cabo un estudio al respecto, con voluntarios divididos en dos grupos, el primero, con aquellos que presentaban rasgos de comportamiento agresivos y, el segundo, con individuos que no presentaban tendencias violentas. Realizaron escáneres cerebrales a los dos grupos mientras visualizaban imágenes violentas, descubriendo que la actividad cerebral era diferente en los participantes, según los distintos niveles de agresión. Cuando el grupo con actitudes agresivas visualizó imágenes violentas, su actividad cerebral era inusualmente alta en una red de regiones que se activan sin hacer nada en concreto y muy baja en la corteza orbitofrontal, la zona del cerebro asociada al autocontrol y las emociones. Es por ello que la normalización de la violencia puede tener efectos negativos en quienes ya tienen tendencias agresivas, pero en quienes no las tienen, también producen efectos negativos como el estrés y más cuando dichas imágenes no responden a una búsqueda activa, sino que aparecen y se reproducen solas como sucede en las redes sociales.

Además de los efectos antes mencionados, también tienen una repercusión muy importante en los procesos de duelo, pues la repetición continua de dichas imágenes, seguidas de los comentarios de usuarios de redes sociales que suelen señalar sin elementos, a quienes consideran “culpables” de los hechos, colocan una pesada loza sobre quienes dejan caer sus comentarios, lo que afecta la percepción de lo sucedido y puede llevar a una persona a contarse una historia totalmente diferente (sí no lo hubiera castigado, no se hubiera quitado la vida…) pudiendo desarrollar un duelo patológico a partir de la interpretación inexacta de los hechos. Puede además alargar el shock inicial cuando los familiares se enteran a través de dichos medios, de la muerte de su ser querido al verlo sin vida en los materiales que circulan.

Debemos ser conscientes de que de por sí ya vivimos en un momento histórico muy complicado, como para además abusar de la accesibilidad que tenemos a los medios gráficos sin pensar que cada persona tiene una historia, familia y afectos detrás de sí. Si tan solo siguiéramos el principio básico de tratar a otros como quisiéramos ser tratados, creo que se evitaría mucho sufrimiento innecesario pues ya es bastante doloroso perder a un ser querido de manera repentina, como para además estar viendo circular el momento de su muerte o su cuerpo sin vida, a través de redes sociales donde la gente opina sin ningún tipo de responsabilidad, muchas veces ocultos tras avatares impersonales. Seamos más empáticos con el dolor ajeno y antes de compartir una imagen explícita o de comentarla, pensemos qué sentiríamos nosotros si alguien que amamos apareciera en ésa imagen. Dejemos de fomentar la violencia a través de las redes sociales pues ya hemos podido comprobar que sí repercute en la percepción de la misma y además de que puede llevar a la insensibilidad emocional, se normalizan imágenes que no deberían mostrarse por respeto a las víctimas y sus familias.

Espero que les haya sido de interés y que seamos un poco más conscientes antes de dar like o compartir una imagen de violencia explícita. Recuerden que esperamos sus comentarios a través de nuestras redes sociales..

¡Hasta pronto! Nos leeremos nuevamente desde el diván.

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