Lo ideal es cuidar de su propia salud mental al paciente, por medio de su alimentación ya que el cerebro y el intestino están conectados entre sí.

Cuando pensamos en salud mental, invariablemente se nos viene a la mente el funcionamiento del cerebro, pero recientes investigaciones han venido a comprobar lo que ya sabía Hipócrates: que una mala digestión es la raíz de todos los males. ¿Como es posible que órganos tan distantes estén tan conectados y se influyan mutuamente? ¿Es posible mejorar la salud mental a través de la alimentación? Estas y otras respuestas vienen de la mano de la Psiquiatría Nutricional.

La relación entre el intestino y el cerebro inicia desde que el embrión está en desarrollo, pues el sistema nervioso central, compuesto por el cerebro y la médula espinal, se forma de células especiales llamadas “de la cresta neural”, que migran a lo largo del embrión, formando el sistema nervioso entérico en el intestino. Éste sistema contiene entre 100 y 500 millones de neuronas, por lo cual es llamado “el segundo cerebro” y por ello se mantienen conectados a pesar de lo lejos que están, a través del nervio vago que se origina en el bulbo raquídeo y llega al intestino, al que envuelve con pequeñas hebras para participar en la digestión, pero sobre todo para asegurar que las señales nerviosas puedan viajar de ida y vuelta entre el cerebro y el intestino.

Entendida ya la relación tan profunda que tiene dicho eje, no es difícil imaginar lo que sucede cuando uno de ellos se desequilibra y seguramente más de una vez lo hemos vivido en carne propia, al sentir “en las entrañas” una emoción muy intensa o hacer un “entripado” de coraje y es que el equilibrio de las bacterias intestinales capaces de afectar la química cerebral es tan delicado, que un par de horas de estrés causado por un embotellamiento o una tensa cena familiar, puede causar estragos en la microbiota que parece poca cosa, pero puede ponerse bastante feo, pues además de regular los niveles de neurotransmisores, la microbiota también está involucrada en la producción de otros compuestos importantes, como aquellos que apoyan la supervivencia de las neuronas que ya tenemos y promueven el crecimiento de otras nuevas y sus conexiones. La microbiota también influye en la integridad de la pared intestinal que es básica para mantener confinadas a las sustancias que deben permanecer allí.

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En resumidas cuentas, la Psiquiatría Nutricional se vuelve indispensable para enfrentar la crisis innegable de salud mental que estamos atravesando como resultado de la pandemia, pero no tan solo armada con medicamentos reguladores de la química cerebral y trabajando de manera aislada, sino entendiendo al ser humano en todo su conjunto y partiendo de que no sólo el cerebro es el que necesita atención, sino todo su cuerpo y su estilo de vida, para trabajar en conjunto con otros profesionales y dando el control de su propia salud al paciente, por medio de su alimentación.

Estamos frente a una nueva era en el combate a las enfermedades mentales, donde paradójicamente regresamos a los principios más básicos de la medicina en los que el ser humano era tratado de un modo más integral, por los llamados chamanes, que eran médicos del cuerpo y el alma. Y como si se tratara de una moderna curandera, la Dra. Uma Naidoo, psiquiatra, chef profesional y especialista en nutrición desde la dirección del primer servicio de Psiquiatría Nutricional en Estados Unidos y el Departamento de Psiquiatría Nutricional y Estilo de Vida en el Hospital General de Massachusetts (MGH) nos brinda pautas que todos podemos seguir desde casa, para coadyuvar en el equilibro de nuestra salud intestinal y mental, ya sea que estamos en un tratamiento farmacológico o no. Quiero compartir con ustedes algunos de los resultados de investigaciones recientes sobre el efecto de ciertos alimentos, sobre las más comunes enfermedades mentales, que han sido revisados por la Dra. Naidoo.

Espero que les haya sido de interés y me acompañen en las siguientes colaboraciones para adentrarnos juntos en la relación beneficiosa y dañina de ciertos alimentos y los trastornos mentales más comunes.

¡Hasta pronto! Nos leeremos nuevamente desde el diván.

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