Familiares de Alberto Flores Morales y Ricardo Flores Rodríguez demandaron a las autoridades justicia por el linchamiento de sus seres queridos a manos de habitantes de San Vicente Boquerón. 

Alberto Flores Morales y su sobrino Ricardo Flores Rodríguez no eran robachicos, ni secuestradores, como arguyeron en San Vicente Boqueron para lincharlos la tarde del pasado miércoles. Los varones de 53 y 22 años de edad llegaron a este pueblo de Acatlán de Osorio para comprar arena y bloques de cemento, pararon en una tienda, compraron unas cervezas y las bebieron en la vía pública, cerca de un preescolar, lo que provocó sospechas y después el rumor de que trataban de robarse a dos infantes, lo que desató a la turba que los quemó vivos.

Este jueves, los cuerpos fueron trasladados a la localidad de Tianguistengo, específicamente a la casa que Alberto tenía con sus hermanos y madre, y donde Ricardo estaba de visita, luego de que estudiaba en Veracruz.

En ataúdes blanco y gris, los cuerpos llegaron a la humilde casa pintada de azul,o donde fueron recibidos por sus parientes, quien exigieron justicia a las autoridades ante este doble asesinato, ademas de limpiar los nombres de ambos, porque eran personas de trabajo y fueron confundidos con delincuentes.

Según esta versión, los policías tomaron la decisión de encerrarse;  “nosotros sí fuimos a buscar a los policías ninguno nos atendió, estaban encerrados en el cuartel, no quisieron enfrentar a la gente para rescatar a mi sobrino”.

El resto de la familia vio la barbarie a través de algunas de las transmisiones en vivo que hicieron por la plataforma de Facebook algunos pobladores que estaban en el linchamiento de Alberto y Ricardo.

El dicho de los parientes fue confirmado por la Fiscalía General del Estado desde la noche de ayer, cuando a través de un comunicado adelantó que no había indicios de que las víctimas hubieran incurrido en algún delito, además inició la investigación por el delito de homicidio calificado.

El director general de Seguridad Pública de Acatlán de Osorio, Juan Manuel Vidal García, y cuatro policías municipales rindieron sendas declaraciones en la FGE, donde analizarán los videos subidos a redes sociales para esclarecer el crimen y descubrir a los presuntos responsables.

En Acatlán de Osorio, las autoridades municipales no estaban dispuestas a responder las interrogantes sobre el tema. En las calles, el tema no podía ser otro. Todos opinaban. La mayoría en contra, pero casi todos sólo entre ellos, porque en público estaba prohibido. Un jueves sin escándalos, ni siquiera se escucharon los cláxones, apenas el motor de las unidades automotores.

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