Piden celeridad a las autoridades para esclarecer el caso
Fernando Pérez Corona
Zacapoaxtla, Pue.- En el número 9 de la calle Guillermo Prieto, está el Museo Alberto Toral Solís. Ahí, desde el domingo, las obras de arte y los objetos históricos se mezclan con coronas y arreglos florales, con veladoras y cirios. La música creada con los instrumentos públicos de este centro artístico enmudecen ante los rosarios que todos los días se rezan a las 7 de la noche. Y es que el pasado fin de semana fue asesinada una integrante de la familia Toral, la esposa de Tlaloc: Patricia Mora Herrera.
El cuerpo sin vida de la maestra de 43 años de edad fue encontrado cerca de una casa en construcción, casi a un costado de la carretera, a 100 metros de su hogar, a una calle de la Base de Operaciones de la Policía Estatal.
A casi cuatro días de que los colonos descubrieron los restos de Patricia, el lugar sigue delimitado por una cinta plástica y prácticamente en el centro destacan dos veladoras, una cruz y dos arreglos florales.
El homicidio con rastros de tortura y violación, generaron dos manifestaciones los días sábado y domingo. Primero, el bloqueo de la vía terrestre. Después una marcha por las calles de la cabecera municipal para exigir justicia.
Este martes, las mujeres de la colonia Totoltepec combatieron el miedo, tomaron machetes y empezaron a podar y desyerbar el camino donde habría sido sorprendida la madre de un adolescente y un estudiante universitario, ahí donde los policías ministeriales empezaron las investigaciones.
Isabel Hernández fue una de las primeras en convencer a sus amigas y familiares de retirar la flora, porque ese camino es muy transitado por ella y su gente; «como seguido pasábamos por aquí para dejar a los niños a la escuela, pues encontrábamos siempre a la maestra, era muy tranquila, no se metía con nadie».
Margarita Vélez secundó a su vecina, también con esa arma contudente; sin pensarlo demasiado coincidió que «era una buena maestra», que «nunca se metió con nadie»; además, comentó que apenas hacía dos años la familia Tláloc Mora se había mudado a esa casa blanca de tres niveles.
En tanto, en el centro de Zacapoaxtla, otras mujeres recaban firmas para exigir al gobernador José Antonio Gali el esclarecimiento del crimen; pero también acciones contundentes para detener la violencia de género.
La indignación envuelve este kiosko, a todo el municipio; sin embargo, el dolor más profundo está entre los deudos, en Tláloc, quien perdió a su compañera de más de 25 años, la madre de sus dos hijos.
La familia Toral en Zacapoaxtla destaca por su apoyo a la cultura, a la educación, a la música. La vivienda fue donada al ayuntamiento, aunque está administrada por los hijos de Alberto Toral. Por eso, Tláloc sabe que los asesinó de su esposa no son de esta comunidad de la Sierra Nororiental.
«Ella siempre fue una persona luchadora, maestra comprometida con su trabajo, llevaba más de 10 años trabajando en el Bachillerato «José Vasconcelos» de Tetelilla, municipio de Tuzamapan, vinieron (a su funeral) sus alumnos, compañeros de trabajo de Xochitlán, de Zoquiapan, de Tuzamapan, de Jonotla, de Huehuetla, de toda la Sierra, personas que convivieron con ella»
Por eso, Tláloc, con el dolor a cuestas, con el luto convertido en parte de su piel, considera necesario retomar valores y detener el asesinato de mujeres en Puebla, detener la cuenta en 90, poner un alto definitivo con el caso de su mujer.
«Zacapoaxtla nos apoya en todo estos, Zacapoaxtla es una ciudad… o era una ciudad tranquila en la que vivíamos en armonía y ahora nos han venido a romper esta armonía», dice resignado el maestro en Artes Plásticas.
A unas calles del museo, cerca del kiosko con pancartas que exigen justicia, frente a Palacio Municipal, una vendedora de frutas también sabe lo que le pasó a la profesora, considera que «la cosa está fea», que «ahora ya no se puede caminar tranquila»; es más dice que «Los Zetas ya llegaron a Libres», lo que evidencia la preocupación en la región, donde no paran de llorar por el asesinato de otra mujer.