262 mujeres se extraviaron en un periodo de 577 días.


Aparte de los feminicidios, Puebla lidia con la desaparición de personas, ya sea cometida por particulares o forzada; en el caso de las mujeres, ésta última tiene una ruta a seguir en la mayoría de los casos, la trata y la explotación sexual.

De acuerdo con el Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia (CCSJ) de Puebla, 166 mujeres desaparecieron en 2019 y hasta julio de 2020 sumaron 96, lo que significa que 262 se extraviaron en un periodo de 577 días; dicho de otra manera, una cada dos días.

Samantha Páez Guzmán, titular de la Dirección de Análisis de la Violencia de Género Mediática y Digital del CCSJ, dijo que la mayoría de las víctimas tienen entre 15 y 19 años y los victimarios buscan que provengan de familias donde no hay atención, “los papás están trabajando todo el tiempo o están encargadas con la tía o la abuelita”.

Explicó que la desaparición forzada “es el arresto, detención, secuestro o cualquier otro tipo de privación de la libertad que sea por obra de agentes del Estado o personas que actúan con autorización, apoyo o aquiescencia del Estado y después existe una negativa a reconocer esa privación de la libertad y un ocultamiento de la persona desaparecida sustrayéndola de la protección de la ley”.

Es decir, una víctima no necesariamente puede ser desaparecida por integrantes del Estado, como funcionarios o servidores públicos, sino que su no localización puede estar directamente relacionada con que la autoridad brindó información de la víctima a terceros, pese a tener conocimiento del fin con el que se solicitaron los datos.

Asimismo, “en el caso de las mujeres hemos notado que las que más desaparecen son las jóvenes, por lo que podríamos hablar de la trata de mujeres. Hemos documentado que hay ocasiones en que policías municipales o miembros del Ejército son los victimarios de trata”.

La base de datos del Consejo tiene registro de que en la zona metropolitana de Puebla se concentra el 64 por ciento de las desapariciones de mujeres.

Un corredor que va desde San Martín Texmelucan hasta la capital, atravesando Atlixco, Huejotzingo, así como San Andrés y San Pedro Cholula, dijo Páez.

Este fenómeno se relaciona con la cantidad de personas que habitan en la región, aunque también han detectado que la Sierra Norte y el Triángulo Rojo, desde Tehuacán a Tepeaca, son parte de una cadena donde las mujeres desaparecen a la fuerza.

Posterior a ello, de Tlaxcala pasan a la Ciudad de México y de ahí a Tijuana, Nueva York o Arizona, en los Estados Unidos, en lo que se ha identificado como “la ruta de la trata”.

“Es difícil saber hasta qué punto hubo desaparición forzada, en las redes de trata muchas veces hay aquiescencia del Estado, porque los criminales buscan alianzas con éste para operar de forma impune”.

La directora del Observatorio de Violencia de Género en Medios de Comunicación (Ovigem) dijo que las mujeres también son parte de la desaparición cometida por particulares, que “se trata de la privación de la libertad de una persona, con la finalidad de ocultar a la víctima o su suerte o su paradero”.

A diferencia de los hombres, en el género femenino esta forma de privación de la libertad podría estar relacionada con su activismo, con su desempeño profesional, si son periodistas o si quieren entrar en el ramo de la política.

“Muchas veces operan así, las desaparecen por un tiempo y luego resulta en feminicidio, o no se encuentra su cuerpo y permanece en calidad de desaparecida”. Pandemia dificulta denuncia y búsquedas Samantha Páez, detalló que la llegada de la pandemia ha dificultado la localización. Muestra de ello es que muchas familias no salen a denunciar ante la Fiscalía General del Estado (FGE) por temor a contagiarse.

A esto se suma que la recién creada Comisión Estatal de Búsqueda, encabezada por María del Carmen Carabarín Trujillo, comentó al CCSJ que por el covid-19 los operativos de localización de personas se han reducido, a fin de evitar contagios entre el personal. “Su primera búsqueda es con vida y después de los restos humanos, pero el estado tiene la obligación de buscar a todas las personas, especialmente si son niños, niñas, adolescentes y mujeres”.

Al respecto, el titular de la Secretaría de Gobernación (Segob) estatal, David Méndez Márquez, precisó en la conferencia de prensa matutina del 27 de agosto que la Comisión de Búsqueda continúa trabajando de forma “netamente operativa, más que en mesas de trabajo”.

El funcionario detalló que en las últimas semanas se han realizado operativos de localización con participación de la Policía Estatal, la Comisión e, incluso, la Guardia Nacional, sobre todo en la Sierra Norte.

En enero de 2020, en esa región se reportó la desaparición de Angélica Landa, caso mediático porque a la fecha sigue sin ser encontrada pese a que su pareja sentimental fue hallada sin vida en un cerro de Chignautla. “Se ha estado atendiendo de manera personal casos específicos y se lleva un seguimiento tanto personal y se programan búsquedas de acuerdo a las características físicas que tuvo la desaparición en distintos lugares”, manifestó Méndez.

Cuando Carmen Carabarín tomó protesta como comisionada de Búsqueda, el subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, Alejandro Encinas, dijo que Puebla ocupa el segundo lugar con más mujeres desaparecidas, solo detrás de Jalisco.

Detalló que de 2006 a 2019 la entidad sumó 6 mil 594 personas reportadas como desaparecidas, de las cuales 3 mil 596 fueron localizadas; no obstante, en el caso de las mujeres hubo 3 mil 624 reportadas como desaparecidas, de las cuales 2 mil 179 fueron localizadas. Tenían un rango de edad entre los 10 y los 29 años.

En espera de un retorno Las mujeres de Puebla son amenazadas constantemente, pues no solo se sufre con los feminicidios, que hasta julio del año en curso sumaban 38, según la FGE, sin contar que la capital ocupó la novena plaza en el top 100 de más municipios con este delito, con 7 casos.

A esto se suma que hay quienes cuestionan el trabajo que la Comisión pueda desempeñar para la localización de personas, pues aunque hasta diciembre de 2019 la FGE reconoció a 2 mil 998 personas desaparecidas, aseguran que el número fácilmente rebasa las 8 mil 500, solo que no se acude a denunciar, dijo María Luisa Núñez Barajas, titular del colectivo La Voz de los Desaparecidos.

El colectivo surgió en 2017 tras la desaparición de su hijo, Juan de Dios y dos amigos más, en la carretera Tecamachalco-Cuacnopalan.

Ninguno ha vuelto. “Hay muchas familias que no denuncian, porque siguen teniendo miedo a las represalías, porque no saben a quién se enfrentan, porque no saben de quién cuidarse y por falta de confianza a las instituciones”, dijo la representante.

Asimismo, aseveró que la Comisión de Búsqueda para Personas en Puebla es un avance, pero no garantiza que cumpla con sus demandas o se acerque a lo más importante: localizar a sus seres queridos.

“Pareciera que se creó con la finalidad de cumplir con el requisito, pero en realidad no están entendiendo la magnitud del problema y de la necesidad que se debe atender”.

Por ahora, los desaparecidos son decenas de personas de las que aún se desconoce su paradero, son nombres que forman parte de una estadística, pero también representan vacíos en sus hogares, entre sus amigos, sus padres, su pareja, sus hijos.

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