El chemsex es una práctica en la que se consumen drogas recreativas y psicoestimulantes, antes o durante la actividad sexual.

Su uso se encuentra más popularizado entre hombres gay y bisexuales, pero no está limitado a estos dos grupos.

Las drogas más comunes son: poppers, metanfetamina (cristal), mefedrona, viagra, alcohol, entre otras; además el policonsumo es frecuente.

El término chemsex es un portmantau (palabra que combina los sonidos y los significados de otras dos) de químico y sexo. El objetivo de esta práctica es la de promover la desinhibición, así como de mantener sesiones sexuales durante periodos largos de tiempo.

“Durante los últimos años este vocablo se ha popularizado en determinados ámbitos profesionales y mediáticos a nivel internacional, para referirse a un tipo particular de consumo sexualizado de sustancias, intencional, dando lugar a largas sesiones de sexo, que pueden prolongarse durante horas, o incluso varios días”, definen la Fundación Estatal, Salud, Infancia y Bienestar Social, el Instituto de Salud Carlos III y la Escuela Nacional de Sanidad de España, organizadores de un foro de formación online que se llevará a cabo a partir del 19 de febrero.

Efecto de las redes en la práctica del Chemsex

“Los hombres consumen, en primer lugar, para relajarse, en segundo para desinhibirse y después para tener sexo más placentero o intenso. En el caso de las mujeres lesbianas, el consumo de sustancias y la actividad sexual no están tan relacionadas”, explica el doctor Hugo González Cantú, coordinador de la Clínica de Trastornos Adictivos del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INPRFM), acerca de la encuesta sobre uso de drogas en la población LGBT, de Ricardo Baruch.

El doctor González Cantú explica que el chemsex se ha extendido más –en tiempos recientes– a causa del uso de redes sociales y sexuales con geolocalización, las cuales sirven para que las personas que utilizan estas plataformas acuerden encuentros. La más popular entre hombres es Grindr.

En estas aplicaciones sociales y sexuales es común el uso de códigos –conocidos entre los miembros–, que permiten identificar a quienes practican el chemsex, así como del tipo de encuentro sexual que están buscando.

Además, la venta de drogas ilícitas es común en Grindr, por lo que se pueden obtener los químicos, sin que esto signifique, necesariamente, tener un encuentro sexual con la persona que las oferta.

Debido a que esta es una práctica sexual de alto riesgo, a causa de la desinhibición de quienes lo practican –mientras se encuentran bajo los efectos de las sustancias–, el doctor González Cantú considera que es necesario aplicar medidas de reducción de riesgos, prevención y manejo de enfermedades de transmisión sexual, así como fomentar prácticas sexuales seguras.

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Foto: Especial
Vía Proceso

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