Afirma que, como nuevo líder de la mayoría parlamentaria en el Palacio de San Lázaro, está dispuesto a escuchar a la oposición. 

Con una relación de “empatía personal” con el presidente Andrés Manuel López Obrador y amigo tanto de Mario Delgado como de Porfirio Muñoz Ledo, el coordinador electo de Morena en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier, advierte que en su bancada no hay políticos “descafeinados” ni ofrecen un cambio light, pues tienen el mandato de consumar la cuarta transformación.

Afirma que, como nuevo líder de la mayoría parlamentaria en el Palacio de San Lázaro, está dispuesto a escuchar a la oposición, pero no a transigir sobre el proyecto por el que votaron 30 millones de mexicanos. Niega ser el alfil de Delgado y descarta solicitar licencia para competir por otro cargo en 2021, pues sus compañeros le dieron la confianza y permanecerá en esa responsabilidad en tanto no le retiren el respaldo.

La oposición, observadores y analistas dicen que Morena no escucha, solo impone; ¿será así bajo su coordinación?

Vamos a escuchar, pero no a transigir en algunas cosas; en las cosas, digamos tácticas, instrumentales, lo podemos hacer, pero en el fondo no podemos transigir, porque sería traicionar lo que creemos; nosotros tenemos un mandato, una identidad programática, una ideología y eso representamos y es lo que somos. Si no seríamos políticos descafeinados, políticos light, ¿no? Seríamos los políticos del consenso, de la cuota, donde la Cámara de Diputados se convirtió en la cámara del chantaje y rehén de intereses.

Es decir, el proyecto de la 4T va adelante a como dé lugar…

Sí, democráticamente va adelante, porque tenemos ese mandato; si no sería incurrir en desacato frente al pueblo; sería burlarnos del voto: nosotros no prometimos un cambio light o un cambio foxista, que lo único que cambió fue el estado civil de Fox, las toallas de la cabaña y la situación patrimonial de su familia, todo lo demás quedó igual.

¿Ve riesgo de parálisis legislativa, incluso freno a la agenda de la 4T por la contienda electoral del próximo año?

No, yo creo que no podemos; tenemos un mandato, una obligación con los mexicanos, e independientemente de quién sea el depositario del mandato, el propietario o el suplente, si se van algunos compañeros con una legítima aspiración y un derecho político que tienen, los suplentes tendrán que incorporarse a esa agenda legislativa, así que no habrá mayores desequilibrios. Los compañeros me dieron su confianza y mientras no me quiten ese lugar, yo ahí permaneceré con el mayor interés y máxima capacidad, tiempo, dedicación y voluntad para dar resultados.

Entre los méritos para elegirlo como coordinador parlamentario de Morena se mencionó la buena relación que tiene con el presidente López Obrador: ¿es su amigo, cómo ha sido esta cercanía con él?

Mira, es una relación política, ideológica, programática, en la que él fundó un movimiento, lo convierte en partido, juntos empezamos a escuchar los sentimientos de los mexicanos, de la nación, y eso se convirtió en el proyecto alternativo de nación; tenemos claro qué es lo que quieren los mexicanos, por lo que votaron, eso es lo que nos une, amén de la empatía personal que yo quisiera eso no fuera lo que determinara la relación entre la bancada en el Congreso y el titular del Ejecutivo, al que yo le tengo estima, respeto, gran luchador social, es un humanista y es un gran presidente de México, pero esa es la opinión individual; la opinión del grupo será de respeto y de relación entre dos poderes.

¿Es usted el alfil de Delgado, como señalan algunos de sus correligionarios?

No. ¿Somos amigos?, sí, son mis amigos también el resto de los compañeros. Muñoz Ledo es mi amigo, tengo y construí relaciones de amistad con el resto de mis compañeros, a todos los estimo, a todos los aprecio y a cada quién le tocó jugar un rol.

Vamos a escuchar, pero no a transigir en algunas cosas; en las cosas, digamos tácticas, instrumentales, lo podemos hacer, pero en el fondo no podemos transigir, porque sería traicionar lo que creemos; nosotros tenemos un mandato, una identidad programática, una ideología y eso representamos y es lo que somos. Si no seríamos políticos descafeinados, políticos light, ¿no? Seríamos los políticos del consenso, de la cuota, donde la Cámara de Diputados se convirtió en la cámara del chantaje y rehén de intereses.

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