El PRI está obligadio a resolver el tema en Tepexco, pero todos los partidos y las autoridades deben comprometerse a evitar un nuevo capítulo de las Juanitas.


¿Sabe lo que significa el término: Juanitas?

Según lo que han resumido en Wikipedia, Juanitas es el nombre popularmente dado en México a un fenómeno político en el que los partidos de ese país nominan candidatas de género femenino a puestos públicos de elección popular con el objetivo oculto de hacer que esa candidata se haga reemplazar lo antes posible con un suplente varón.

Para ser más claros, este episodio empezó a escribirse en la primera sesión de la LXI Legislatura del Congreso de la Unión de México el 3 de septiembre de 2009. Ese día, fueron promovidas diez solicitudes de licencia. Ocho eran de mujeres.

Sus suplentes eran hombres, lo que evidenció el plan. Pero, por qué Juanitas. Resulta que el nombre proviene de la elección perredista de candidato a jefe delegacional en Iztapalapa, cuando fue declarada ganadora Clara Brugada.

Su rival en el proceso interno Silvia Oliva apeló y logró la anulación del triunfo de Brugada y obligó al PRD a registrarla como candidata.​

Para entonces, Andrés Manuel López Obrador apoyaba a Brugada y acordó con Rafael Acosta apoyar su candidatura petista, a cambio de que en caso vencer, declinara el cargo para que el jefe de Gobierno del Distrito Federal propusiera a Clara Brugada ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal como encargada del gobierno iztapalapense, lo que al final sucedió.

Toda esta historia tiene la intención de explicar lo que sucede en Puebla Específicamente en Tepexco, donde hay otra historia de las Juanitas. Le cuento.

A principios de año, Jaime Aparicio Linares parecía que sería el candidato a alcalde. Pero, la postulación no pudo proceder como consecuencia de la obligatoriedad de la equidad de género establecida en la ley electoral.

Hábil, sin remordimientos de torcer la ley, logró que su partido, el PRI, postulara a su esposa Aniceta Peña Aguilar, quien sirvió prácticamente de acompañante en la campaña, ya que su marido era el que estaba siempre a la cabeza.

Es más, el día que rindió protesa fue Jaime Aparicio quien hizo uso de la palabra. Y es que el priísta obligó a su mujer y a su suplente a renunciar y como él fue incluido en la planilla como primer regidor, pues prácticamente llegó solo a la recta final.

Jaime Aparicio ya remata su cuenta Twitter con las siglas: «pte», como si esas formarán la abreviatura de presidente, ya entrega uniformes a los policías, hace declaraciones sobre las deudas heredadas, inicia obras…

Para la presidenta de 33 Mujeres AC, Edurne Ochoa, el PRI debe tomar cartas para que Jaime Aparicio devuelva la alcaldía de Tepexco a su esposa, Aniceta Peña.

Pero, además, subrayó que este no es el único caso, toda vez que su agrupación ha logrado documentar 174 casos de violencia política contra mujeres que ganaron cargos públicos.

¿Qué tal?

Estamos concentrados en los dimes y diretes, en los jalones, las declaraciones en la capital, en el centro del estado entre Juntos Haremos Historia y Por Puebla al Frente, cuando en el interior, en los municipios se reproducen los Varguitas; sí, copias del personaje principal de la película La Ley de Herodes, quienes consideran que con dinero baila el perro, que se creen literalmente reyes, que con la mano en la cintura pueden hacer y deshacer a conveniencia.

¡Basta ya!

El PRI está obligadio a resolver el tema en Tepexco, pero todos los partidos y las autoridades deben comprometerse a evitar un nuevo capítulo de las Juanitas.

Si siempre prometen todo el peso de la ley, ahora necesitamos que se haga respetar y no quede para la anécdota, como en el pasado, como siempre.

Y recuerde: Nadie es completamente bueno, ni completamente malo

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